Superar un proceso cardiaco debe convertirse en el comienzo de un nuevo y más saludable estilo de vida.

“La rehabilitación cardiaca ayuda a los pacientes de dos maneras. Por un lado, haciendo que el corazón se recupere mediante programas de ejercicio físico. Y, por otro lado, el cambio en el estilo de vida ayudará a mantener un corazón más sano”, explican desde el Departamento de Cardiología de Clínica Universidad de Navarra.

Consejos para la rehabilitación cardiaca

Clínica Universidad de Navarra es centro de referencia en diversas técnicas diagnósticas y tratamientos coronarios.

Por ello, recogemos los consejos de sus especialistas dirigidos a los pacientes con cardiopatías:

1. Factores de riesgo.

Este tipo de pacientes deben vigilar y extremar las precauciones sobre ellos “ya que su corazón es más vulnerable que el de una persona sana”.

Un paciente cardiovascular que además padece diabetes presenta mayor riesgo de agravar su estado de salud. En este caso, es imprescindible el diagnóstico precoz, controlar la glucemia y mantener a rayaotros factores como colesterol, hipertensión arterial y el tabaquismo.

Otro factor importante es mantener los lípidos en niveles adecuados ya que pueden producir dislipemia -aumento de la concentración plasmática de colesterol y lípidos en la sangre-. Si la dieta y el ejercicio físico no reducen los niveles, los especialistas optarán por un tratamiento farmacológico.

Por otro lado, es fundamental que estos pacientes mantengan los niveles de presión arterial controlados, para evitar la sobrecarga de trabajo del miocardio ya dañado. Además de las medidas dietéticas y estilo de vida, será imprescindible en muchos casos el tratamiento farmacológico.

2. Estilo de vida cardiosaludable.

Esto se caracteriza por no fumar, vigilar el peso, practicar ejercicio, y mantener una dieta cardiosaludable.

La alimentación equilibrada, como la dieta mediterránea, y sin grasas saturadas, es la mejor recomendación.

“Los hipertensos tienen que reducir el consumo de sal y alimentos que la contengan. Además, deben consumir frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pan y otros cereales. Por último, hay que utilizar el aceite de oliva como grasa principal e incrementar la ingesta de aves y pescado en detrimento de las carnes rojas”.

3. Ejercicio

Además de la alimentación, el ejercicio físico es uno de los elementos imprescindibles de los programas de rehabilitación cardiaca.

Se recomiendan actividades de ejercicio aeróbico como andar, carrera suave, ciclismo, natación “a intensidad moderada (65-70 por ciento de frecuencia cardiaca máxima) y desarrollado de manera regular (tres a cinco sesiones por semana)”.

“Lo más sencillo es empezar caminando. Debe iniciarse con un ejercicio poco intenso e ir progresando lentamente. La periodicidad ideal de las sesiones es entrenar la mayoría de días de la semana (cuatro como mínimo). La duración empezará siendo corta, por ejemplo 20 minutos, e ir aumentando hasta 45-60 minutos. También podemos realizar dos sesiones al día pero de periodos más cortos, (por ejemplo, 30 minutos)”.

La actividad física incide directamente en el colesterol, ya que aumenta los niveles del colesterol bueno HDL, y reduce el colesterol malo LDL y los niveles de triglicéridos.

En los últimos años se ha demostrado los beneficios de introducir ejercicios de tipo isodinámico, con pesos leves y muchos movimientos, para aumentar la fuerza y potencia muscular.

No obstante, “antes de iniciar la práctica de ejercicio físico, los cardiópatas deben someterse a una valoración previa que incluirá la realización de una prueba de esfuerzo o ergometría”. Y a la hora de definir el plan de entrenamiento han de valorar el tipo de ejercicio, su intensidad, duración, frecuencia y control. Siempre, bajo supervisión del especialista.

4. Medicación

Los tratamientos más frecuentes para tratar los trastornos cardiovasculares son:

  • Los vasodilatadores que pueden disminuir la presión arterial permitiendo que los vasos sanguíneos se relajen y ensanchen.
  • La aspirina que reduce la probabilidad de que se formen coágulos de sangre.
  • Las estatinas que sirven para bajar el colesterol y, además, parecen tener un efecto sobre la regresión de la placa de ateroma.
  • Los betabloqueantes que relajan el musculo cardiaco permitiéndole al corazón bombear sangre con más facilidad.

5. Tabaquismo

El tabaco es el factor de riesgo cardiovascular más importante.

“La incidencia de la patología coronaria en los fumadores es tres veces mayor que en el resto de la población y la posibilidad de padecer una enfermedad de corazón es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene este hábito nocivo”.

En nuestro post ¿Cuál es la mejor forma de dejar de fumar? destacamos los 13 consejos que ofrece desde Clínica Universidad de Navarra para lograr este fin.

No obstante, si no somos capaces de dejar este hábito por nosotros mismos, hemos de acudir a los especialistas para seguir un método.

6. Psicología

Aspectos psicológicos como ansiedad, depresión, estrés… Se han demostrado como elementos que predisponen a la aparición de una enfermedad coronaria, aumentar la frecuencia de arritmias y muerte súbita.

Los Programas de Rehabilitación Cardiaca realizan una valoración de las reacciones psicológicas y se evalúan dentro del proceso cardiológico.

Entre otras sesiones y charlas, se ofrece a los pacientes técnicas de relajación para mejorar el equilibrio y la armonía, mejorar la ansiedad y aprender sobre cómo prevenir y afrontar las situaciones de estrés.

Todas estas técnicas han demostrado ser útiles para disminuir los niveles de ansiedad y depresión, y mejorar la respuesta al estrés.

7. Reincorporación laboral

La vuelta al trabajo tras un episodio coronario puede realizarse con normalidad. Excepto aquellos casos en los que el cardiólogo lo desaconseje por la gravedad de las lesiones, las características del trabajo o la exigencia física de éste.

8. Sexualidad

Los pacientes con enfermedad cardiovascular tienen más posibilidades de padecer disfunción sexual, dada la presencia de una afectación vascular, las alteraciones psicológicas asociadas y la medicación que precisan para su tratamiento.

“Los programas de rehabilitación cardiaca multidisciplinares son muy efectivos en el tratamiento de la disfunción sexual. Por una parte, al existir una relación médico-paciente más estrecha durante varias semanas, se consigue ofrecer más y mejor información, así como aclarar las dudas que pueden surgir durante ese tiempo. Además, el entrenamiento físico y las actuaciones psicológicas que se realizan en las Unidades de Rehabilitación Cardiaca consiguen ampliar la capacidad física y disminuir la incidencia de depresión y ansiedad frecuentes tras un episodio cardiovascular. Sólo con estas medidas, se logra que un alto porcentaje de pacientes cardiacos reanude su vida sexual sin ningún tipo de problema”.

Cualquier tratamiento para tratar la disfunción sexual, ya sea farmacológico o no, debe ser valorado cuidadosamente por el médico, especialmente en pacientes con angina de pecho o patologías no controladas como arritmias, insuficiencia cardiaca o hipertensión arterial. En estos casos, la actividad física, y por tanto las relaciones sexuales, pueden estar contraindicadas.