Investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard, entre los que se encuentra el catedrático de Medicina Preventiva de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra –e investigador del CIBEROBN (Centro de Investigación Biomédica en Red Fisiopatía de la Obesidad y Nutrición)– Miguel Ángel Martínez-González, vinculan por primera vez en Estados Unidos una mayor ingesta de aceite de oliva con un menor riesgo de mortalidad total y por causas específicas.

El estudio, titulado “Consumo de aceite de oliva y riesgo de mortalidad total y por causas específicas en adultos estadounidenses” (Consumption of Olive Oil and Risk of Total and Cause-Specific Mortality Among U.S. Adults), y publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology (JACC), también subraya que la sustitución de otras grasas por una cantidad equivalente de aceite de oliva reduce la mortalidad prematura.

“La investigación se desarrolló usando datos de los estudios estadounidenses más conocidos y solventes en nutrición, que son la cohorte de las enfermeras, con 60.582 mujeres participantes, y la de los profesionales sanitarios, con 31.801 varones voluntarios. Los trabajos están dirigidos desde la Universidad de Harvard y cuentan con un seguimiento de 28 años, durante los que se verificaron más de 36.000 fallecimientos y se identificó su causa”, afirma el profesor Martínez-González, catedrático visitante en dicha Universidad desde 2016.

Los múltiples elementos de estudio, así como el tiempo en el que se ha desarrollado, confirman los beneficios del aceite de oliva a largo plazo. “Podrían surgir dudas al pensar que el hecho de consumir aceite de oliva fuese solo un marcador global de vida sana. Sin embargo, la abundante información recogida de estos participantes cada dos años, que incluye una extensa valoración nutricional repetida cada 4 años, así como los muchos otros aspectos de la dieta y el estilo de vida estudiados, permiten identificar con validez cuál es el efecto propio a largo plazo del consumo de aceite de oliva, una vez que se equiparan los participantes por edad y por una multitud de otros factores”.

¿Cuáles son los beneficios del aceite de oliva?

La investigación ha comparado el consumo de aceite de oliva en distintas categorías y se observó que, a igualdad de las otras características, quienes más aceite de oliva consumían presentaban reducciones relativas del 19 % en mortalidad cardiovascular, del 17 % en mortalidad por cáncer, del 29 % por enfermedad neurodegenerativa y del 18 % por mortalidad respiratoria. “Además, se observó que la sustitución de 10 gramos al día de otras grasas, como la margarina, la mantequilla, la mayonesa o las grasas lácteas, por aceite de oliva, se asociaba a un riesgo entre un 8 y un 34 % menor de mortalidad total y por causas específicas”, añade el profesor de la Universidad de Navarra.

El aceite de oliva, sumamente beneficioso para la salud

Los resultados de este estudio avalan y confirman los ya obtenidos para el aceite de oliva y la dieta mediterránea en otras investigaciones pioneras en España, como el estudio SUN (Seguimiento Universidad de Navarra), con 23.000 participantes y el ensayo PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), con más de 7.000 participantes y seguimiento a 5 años.

Aunque estos, y otros estudios previos, ya permitían recomendar el aceite de oliva y la dieta mediterránea para la prevención cardiovascular, “no pudieron identificar una relación tan directa a largo plazo entre consumo de aceite de oliva y reducción de mortalidad prematura”, asegura el doctor. Ahora, esta investigación aporta evidencia científica sobre los beneficios del aceite de oliva a largo plazo. Los nuevos resultados estadounidenses resultan decisivos para confirmar los efectos preventivos a más largo plazo sobre la mortalidad prematura. Al ser un trabajo tan robusto ayudan, sin duda, a afianzar los consejos nutricionales que venimos dando”, añade Martínez-González.

¿Qué beneficios tiene la dieta mediterránea?

El aceite de oliva es uno de los pilares de la dieta mediterránea y, tal y como ha demostrado este estudio, es un alimento básico para la prevención y el tratamiento de la enfermedad cardiovascular, pero también otras patologías como la diabetes, dolencias asociadas con la enfermedad renal crónica, el deterioro cognitivo o la depresión.

La dieta mediterránea es fundamental para mantener el colesterol a raya: las placas se depositan en las arterias que riegan el corazón, el cerebro, los riñones y las piernas, y al estrecharse no llega suficiente sangre a los órganos, por lo que la persona puede sufrir ictus, demencia, hipertensión arterial, insuficiencia renal o infarto de miocardio.