La primavera nos afecta especialmente. No es extraño encontrarse especialmente cansado, desmotivado o con cambios bruscos de humor. Si estos síntomas persisten una o dos semanas, podemos encontrarnos en la llamada ‘astenia primaveral’. No obstante, si la fatiga persiste a lo largo del año, puede acabar mellando nuestra salud.

Ante la astenia primaveral, y en general ante la fatiga que en ocasiones podemos padecer, los especialistas de Clínica Universidad de Navarra recomiendan revisar cuatro hábitos de nuestra vida que inciden directamente en nuestro estado.

Dieta desequilibrada

Seguir una dieta baja en hidratos de carbono (dietas cetogénicas), pobres en hierro o en vitamina B12 ácido fólico pueden provocar anemia, siendo más frecuente en mujeres en edad fértil.

Es importante seguir una dieta equilibrada rica en nutrientes que aporten energía y hacer cinco comidas al día para que el cuerpo no sufra hipoglucemias.

Falta de sueño

Un tercio de la población padece trastornos de sueño. Se suele detectar cuando sufrimos insomnio de conciliación, nos desvelamos en medio de la noche, roncamos excesivamente o damos patadas involuntarias. Al despertarnos por la mañana nos sentimos cansados y padecemos somnolencia diurna.

En este caso, es importante seguir unas rutinas adecuadas a la hora de dormir como realizar una cena ligera tres horas antes de acostarse, tratar de dormir ocho horas todos los días y no consultar la pantalla del ordenador o del móvil antes de irse a la cama.

Falta de ejercicio físico

Vivimos en una sociedad muy sedentaria y eso conlleva una composición corporal muy alterada, con exceso de grasa y poca masa muscular. Ese exceso de grasa puede agravar el cansancio, ya que estamos llevando más lastre de grasa con menos masa muscular.

Se recomienda realizar cinco días de ejercicio físico aeróbico de intensidad moderada (caminar, correr, nadar o bici) y dos sesiones a la semana de actividad física de fuerza, para ganar una mayor masa muscular y una mayor vitalidad.

Falta de descanso físico y mental

El estrés o los propios ritmos de vida acelarados hacen que no consigamos desconectar de las situaciones diarias, ya sea el trabajo, preocupaciones…

En este sentido, es importante que busquemos a lo largo del día y de la semana momentos para descansar de forma física y mental: escapadas al campo, ratos para leer o planes de ocio con nuestra familia.

Puedes encontrar estas recomendaciones en el siguiente vídeo: