Nuestra dieta incide directamente en nuestro cerebro

El metabolismo de las células del sistema nervioso requiere de oxígeno y glucosa, y de determinados alimentos que son imprescindibles para el desarrollo metabólico y el buen funcionamiento de este órgano.

Alimentación y nutrición para un cerebro saludable

¿Qué elementos y alimentos son indispensables? Los especialistas del Departamento de Endocrinología y Nutrición de Clínica Universidad de Navarra los detallan a continuación:

1. Glucosa

La glucosa puede encontrarse en los compuestos químicos denominados glúcidos, que también son conocidos como hidratos de carbono o carbohidratos, de los que pueden distinguirse dos tipos:

  • Glúcidos de absorción lenta, que se encuentran en alimentos como el pan, la pasta, los cereales y las patatas“Estos son recomendados y deben consumirse con frecuencia”.
  • Glúcidos de absorción rápida: dulces, bebidas azucaradas, etc. “No es recomendable consumir muchos productos de esta categoría”.

2. Ácidos grasos omega 3

“El exceso de grasas poliinsaturadas omega 6 es negativo y favorece el aumento de los denominados radicales libres que contribuyen al envejecimiento celular. Los ácidos grasos omega 3 son positivos por su efecto antioxidante. Además, ayudan a controlar el colesterol y aumentan la capacidad de dilatación arterial lo que contribuye a impedir la progresión de la aterosclerosis”, explican los expertos.

3. Vitamina B, clave para el cerebro

Las vitaminas B1-B6 y B12 tienen funciones clave en el funcionamiento del cerebro. Cuando no se ingieren en cantidades suficientes, producen enfermedades neurológicas graves y alteraciones en los nervios periféricos.

La vitamina B12 es clave para la síntesis de ácidos nucleicos y la reparación de la mielina, una sustancia que recubre los nervios periféricos.

La deficiencia de vitamina B12 puede causar y producir:

  • Anemia (con síntomas habituales como fatiga y apatía).
  • Trastornos de memoria y problemas de los nervios, produciendo hormigueos y trastornos de sensibilidad.

“Los principales alimentos ricos en vitamina B12 de origen animal son las carnes en general y más concretamente alimentos como el hígado y los riñones. Los vegetarianos estrictos deben tomar suplementos de esta vitamina”, indican desde Clínica.

Por otro lado, la vitamina B1 es imprescindible para que los hidratos de carbono y la glucosa puedan metabolizarse. Su déficit causa una enfermedad denominada beriberi caracterizada, sobre todo, por problemas de sensibilidad en las extremidades.

Además, el déficit de esta vitamina puede causar enfermedades como la encefalopatía de Wernicke, que se caracteriza por un trastorno de memoria grave.

¿Dónde encontrar vitamina B1? Frutos secos, cereales, leguminosas, carnes (cerdo y vacuno) y huevos son alimentos ricos en vitamina B1.

Por último, “el déficit de vitamina B6 produce alteraciones en los nervios periféricos y se manifiesta por hormigueos en brazos y piernas, y dermatitis”. Esta vitamina puede encontrarse en germen de trigo, carnes (cerdo y vacuno) y vegetales.

4. Minerales y cerebro

También en este caso, estas sustancias son necesarias para el funcionamiento de las células, ayudando en la absorción de hidratos de carbono.

“En general, no hay carencias de estas sustancias porque pueden encontrarse en todos los alimentos y tampoco hace falta la toma de suplementos”.

Alimentos que dañan el cerebro

Existen elementos o sustancias que son «dañinas» o perjudiciales para el cerebro.

“En general deben evitarse los hidratos de carbono de absorción rápida, el consumo de grasas saturadas o ácidos grasos «trans» que incrementan los niveles de colesterol «malo» (LDL-colesterol), el consumo excesivo de sal (sobre todo en hipertensos) y el consumo excesivo de alcohol”, aconsejan los especialistas.

Como indicación de una alimentación saludable para nuestro cuerpo, también para nuestro organismo, desde Clínica Universidad de Navarra aconsejan realizar “comidas frecuentes, no muy abundantes, prestando especial atención a las verduras frescas, la fruta y los alimentos con proteínas sin grasa (pollo, pavo, ternera, conejo)”.