Clínica Universidad de Navarra ha llevado a cabo un estudio para conocer la relación entre el hidrops endolinfático, el aumento de líquido endolinfático en el oído interno, con el desarrollo de la enfermedad de Ménière, en pacientes que todavía no presentan esta patología.

170 pacientes, con hipoacusia fluctuante o vértigos, han participado en el estudio de detección de líquido en el oído interno que ha tomado como referencia las imágenes obtenidas mediante la Resonancia Magnética 3 Teslas.

La investigación ha sido desarrollada por un equipo conjunto de especialistas del Departamento de Radiodiagnóstico y del Departamento de Otorrinolaringología de Clínica Universidad de Navarra.

Enfermedad de Ménière 

La enfermedad de Ménière, o vértigo de Ménière, es una patología crónica relacionada con un trastorno del sistema vestibular del oído interno, denominado hidrops o hidropesía endolinfática, que produce un exceso de fluido en el oído interno. La acumulación de líquido en el laberinto membranoso del oído interno es la que la origina.

En cantidad normal, este líquido permite la funcionalidad correcta del oído interno (audición y percepción del movimiento), pero su exceso altera estos aspectos y genera sordera, acúfenos y vértigo.

La pérdida de audición suele ser fluctuante al inicio, para luego puede llegar a hacerse permanente. Los vértigos pueden llegar a ser muy limitantes, obligando a los pacientes incluso a permanecer en cama.

Esta dolencia tiene una incidencia anual en España de un caso nuevo por cada 1.300 habitantes y“se caracteriza en sus síntomas más habituales por presión en el oído enfermo, pérdida de audición, percepción de ruido en el oído o acúfenos (tinnitus) y vértigo. Afecta especialmente en el tramo de edad de 40 a 60 años”, explican los especialistas de Clínica.

El hidrops endolinfático es, en teoría, un signo específico de la enfermedad de Ménière, pero hasta hace unos años no era posible su detección. La aplicación de una técnica específica de Resonancia Magnética permitió detectar in vivo el hidrops, gracias al uso de contraste intravenoso y secuencias específicas.

El tratamiento está dirigido a disminuir el hidrops endolinfático, de manera médica o quirúrgica, e incluso a la destrucción del oído interno para evitar las crisis de vértigo “en pacientes con clínica unilateral y gran limitación no controlable con otros tratamientos”.

Hidrops, posible factor de riesgo

“En este estudio nos hemos centrado en evaluar pacientes con hipoacusia fluctuante o vértigos, que no cumplen los criterios de enfermedad de Ménière, para ver en qué porcentaje encontrábamos hidrops y ver hasta qué punto nos puede ayudar en el futuro a predecir quién va a desarrollar la enfermedad de Ménière”, explican los especialistas e investigadores de Clínica Universidad de Navarra participantes en la investigación.

Los resultados, publicados en la revista científica ‘Frontiers in Surgery’, comparan la presencia de hidrops en cuatro grupos: con enfermedad de Ménière, con hipoacusia fluctuante, con vértigo o el de control.

Aplicaciones futuras del estudio

Actualmente, el diagnóstico de la enfermedad de Ménière se basa en criterios clínicos, audiometrías, y la resonancia magnética sirve de apoyo. Además, debe presentar tanto vértigo como pérdida auditiva, “pero en ocasiones pueden pasar años desde el debut de la enfermedad hasta que cumple los criterios diagnósticos”, subrayan desde el centro.

Por eso, conocer si una persona, que ya padece una de estas dos dolencias, tiene hidrops puede sugerir que vaya a evolucionar hacia una enfermedad de Ménière, aunque no cumpla aún con los criterios. 

Por ahora no se dispone de seguimiento a largo plazo, para poder confirmar los hallazgos, pero de confirmarse no sólo tendría implicaciones pronósticas, sino que podría incluso plantear la necesidad de actuar sobre el hidrops precozmente para intentar evitar la progresión de la clínica

“Si un paciente tiene una hipoacusia fluctuante o vértigo e hidrops marcado, con los hallazgos de este estudio podemos sugerir que probablemente en el seguimiento evolucione a una enfermedad de Ménière. Sin embargo, hasta ese momento no vamos a poder diagnosticarle, lo cual puede limitar el uso de un tratamiento específico para el hidrops para intentar mejorar los síntomas. A futuro, siguiendo con la investigación, se podría llegar a ver si un tratamiento precoz puede evitar que progrese la enfermedad y quizá evitemos que quien solo tiene hipoacusia desarrolle vértigos, o al revés”, añaden.

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