La Fundación Española de Aparato Digestivo estima que entre el 10 % y el 20 % de la población experimentará alguna vez en su vida los síntomas del colon irritable o Síndrome del Intestino Irritable (SII).
Sin embargo, también informa que solo un 15 % acudirá al médico, pese a ser “el trastorno gastrointestinal más frecuentemente diagnosticado y la segunda causa del absentismo laboral tras el resfriado común”.
Solo en Europa, se estima que entre 80 y 85 millones de personas sufren síntomas relacionados con esta enfermedad.
Colon irritable o Síndrome del Intestino Irritable
El Síndrome del Intestino Irritable (SII) es un trastorno funcional digestivo.
Se manifiesta por el dolor/molestia abdominal, hinchazón y alteraciones en el hábito deposicional, que puede variar desde estreñimiento, diarrea o ambos.
Además, “el colon irritable o síndrome del intestino irritable es un cuadro crónico y recidivante con tendencia a las recaídas”, explican los especialistas de Clínica Universidad de Navarra.
No se trata de una patología compleja o grave, pero sí tiene un significativo impacto en la calidad de vida del paciente que lo padece. En ocasiones, esta influencia es mayor que otras enfermedades como asma, migraña o diabetes mellitus.
“El problema redunda en la calidad de vida: los síntomas y las limitaciones impuestas por la enfermedad empeoran la calidad de vida en todas las esferas (limitaciones sociales, absentismo laboral, actividad física, percepción de su salud)”, añaden.
Por ello, y tal y como destacan desde Clínica, el paciente debe disponer de la información adecuada y comprensible sobre las características de su enfermedad, “especialmente sobre la cronicidad y el pronóstico benigno”.
En esta publicación, recogemos los consejos que ofrecen los expertos de Clínica Universidad de Navarra para estos pacientes:
- Comer despacio y masticar bien los alimentos.
- Seguir una dieta pobre en grasas y rica en proteínas.
- Evitar comidas copiosas. “Son preferibles comidas más frecuentes y menos abundantes”.
- Aumentar el consumo de agua (1,5-2 litros), sobre todo si predomina el estreñimiento.
- Evitar los alimentos que desencadenan los episodios de dolor abdominal (los más perjudiciales son especias, alcohol, sopas de sobre, cacao, derivados lácteos, quesos, yogurt, bollería, pasteles, helados, mantequilla, bebidas gaseosas…).
- Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra.
- Pueden utilizarse suplementos de salvado de trigo, mezclado con líquidos o alimentos.
- Si se precisan, el especialista puede prescribir laxantes que aumenten el bolo intestinal.
- Si predomina la diarrea, evitar los derivados lácteos, café, té y chocolate.
- La leche de almendras es beneficiosa.
- Evitar los alimentos flatulentos y las bebidas con gas: col, coliflor, garbanzos, lentejas, coles de Bruselas, cebollas, puerros, guisantes, frutos secos…
- Realizar 30 minutos diarios de ejercicio físico suave, como caminar o nadar.
- Mantener, en la medida de lo posible, un horario fijo de comidas e intentar evacuar siempre a la misma hora y sin prisas, preferiblemente después del desayuno.
- El calor local suave puede aliviar el dolor abdominal.
- Evitar, en la medida de lo posible, situaciones que produzcan nerviosismo. Las técnicas de relajación para combatir el estrés pueden ser muy beneficiosas.
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