El cáncer de tiroides es el tipo de cáncer endocrinológico más frecuente, pero en la mayoría de los casos los tumores son curables mediante tratamiento quirúrgico.
Se trata de un tipo de cáncer más frecuente en mujeres entre los 30 y 50 años, o pacientes que han recibido radioterapia en la cabeza o en el cuello. Puede aparecer por otros factores genéticos como el carcinoma medular, ya que existe una forma familiar que aumenta la predisposición a padecerlo, o quienes tienen una dieta pobre en yodo, ya que favorece la aparición de cáncer papilar y folicular de tiroides.
Un bulto en el cuello es el principal síntoma de esta patología oncológica. Aunque su presencia no implica la existencia de una enfermedad tumoral en muchos casos, “lo más importante para confirmarlo es que el paciente sea examinado por un equipo interdisciplinar», explican los especialistas de Clínica Universidad de Navarra, que dispone de un Comité de Cáncer de Tiroides propio.
¿Cómo se manifiesta el cáncer de tiroides?
Pese a que la mayoría de cánceres de tiroides no suelen producir ningún síntoma, en ocasiones, y como se ha advertido, el principal síntoma es la aparición de un bulto, de consistencia dura, en la glándula, es decir, en la parte anterior del cuello.
Desde el Área de Patología Tiroidea de Clínica Universidad de Navarra, sus especialistas señalan otros indicios:
- Ganglios cervicales: dolor en el cuello, la mandíbula o el oído.
- Síntomas en la garganta: dificultad para tragar, cosquilleo o dificultad para respirar, cuando el cáncer tiene un tamaño suficientemente grande y presiona la tráquea.
- Ronquera, cuando el cáncer irrita un nervio que va hacia la laringe.
¿Cómo se diagnostica el cáncer de tiroides?
La historia clínica y una detallada exploración física son los pasos iniciales para su diagnóstico.
En el Departamento de Endocrinología de Clínica, que figura entre los 100 mejores hospitales del mundo en esta especialidad (ranking World’s Best Specialized Hospitals 2021 que edita la revista Newsweek), realizan también una ecografía tiroidea, que “utiliza ultrasonidos y determina el tamaño del tiroides, si existen nódulos, su dimensión y consistencia. y si existen otras zonas del cuello afectadas”.
Para el diagnóstico definitivo, aplican técnicas mínimamente invasivas como la ecografía con punción-aspiración con aguja fina (PAAF) para el estudio citológico. Su alta sensibilidad y especificidad permite diagnosticar los subtipos de cáncer de tiroides y posibilita el estadiaje regional. “Es útil también para el diagnóstico de patología tiroidea benigna y permite una valoración preoperatoria de las lesiones tiroideas”, añaden.
De esta forma, de confirmarse la sospecha, los especialistas pueden discernir el tipo de cáncer de tiroides que padece el paciente:
- Cáncer papilar, el más frecuente (entre el 70 % al 80 % de todos estos cánceres), aunque también es el de mejor pronóstico. El diagnóstico y tratamiento temprano consiguen curaciones completas en más del 90-95 % de los casos.
- Cáncer folicular. “Supone entre el 10 % al 15 % de los cánceres de tiroides. También cuenta con un buen pronóstico, alcanzándose curaciones completas en un 70-80 % de los casos, aunque tiene una mayor tendencia a producir metástasis en pulmón y huesos”, explican desde Clínica.
- Cáncer medular. Es un tipo de cáncer raro que tiene su origen en las células parafoliculares. Su pronóstico es más complejo.
- Cáncer anaplásico o indiferenciado. Suele afectar a personas mayores y puede aparecer por la evolución de cánceres papilares y foliculares. Su incidencia es excepcional, pero su pronóstico es desfavorable.
- Linfoma de tiroides. Su origen está en las células del sistema inmune del tiroides y crece muy rápido.
Tratamiento del cáncer de tiroides
Tal y como subrayan los especialistas de Clínica Universidad de Navarra, “en la mayoría de los casos, el cáncer de tiroides se cura, siendo la cirugía su tratamiento principal”.
Es importante contar con un equipo con amplia experiencia ya que la cirugía ha de adaptarse al tipo de tumor y la mejor opción quirúrgica es la cirugía mínimamente invasiva, como la intervención con el sistema Da Vinci o la endoscopia, que ofrecen la mejor recuperación para los pacientes.
Este tipo de intervenciones poco agresivas para el paciente, y sumamente beneficiosas para su recuperación, son la apuesta de Clínica Universidad de Navarra, pionera en la implantación de técnicas médicas en España y a nivel mundial, y es referencia internacional en procedimientos altamente especializados.
Es, además, pionera en España en utilizar la cirugía robótica y endoscópica en intervenciones de tiroides desde la axila, sin cicatriz en el cuello. Y aplica este tipo de cirugía robótica a otras patologías.
Una vez realizada la extirpación del tiroides, “el paciente precisa tomar levotiroxina de por vida”.
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