El melanoma es uno de los tumores de piel de mayor incidencia en el ser humano, del que además, en los últimos años, han aumentado notablemente el número de casos, posiblemente por los hábitos de exposición al sol.

La prevención periódica con el especialista y el mantenimiento de una serie de medidas de fotoprotección contribuyen a su control y a un diagnóstico temprano.

Entre estas medidas, la utilización de cremas de protección solar es la más recomendable.

Cremas solares de factor 50

Cuando compramos una crema solar, en la etiqueta podemos conocer si está dirigido a niños o a adultos, pero el factor de protección que se indica es el mismo en cualquiera de los dos casos. ¿Existen diferencias? Sí: su composición y funcionamiento.

  • Las cremas indicadas para niños (generalmente más densas) contienen filtros minerales. También conocidos como protectores físicos, estas cremas permanecen en la superficie de la piel y reflejan las radiaciones ultravioletas, protegiendo la piel de la radiación. “Es como un escudo que desvía la radiación. Por eso, están especialmente dirigidas a los niños, que son más vulnerables a la radiación solar ya que su piel está menos preparada que la de los adultos para luchar contra la radiación ultravioleta”, explica la Dra. María Huerta Brogeras, dermatóloga de Clínica. Además, este tipo de creas están recomendadas para personas con la piel más sensible o con alguna afección dermatológica, como dermatitis atópica o melasma.
  • Las cremas para adultos tienen una formulación diferente, conocida como química. La diferencia reside en la forma en que actúa con la piel: 20 minutos después de su aplicación, las sustancias químicas con las que están formulados se activan para absorber los rayos solares. Así, esta energía se convierte en calor ofreciendo foto protección para radiaciones UVA y UVB. A pesar de que los filtros químicos que contienen estos productos podrían taponar el poro o enrojecer la piel en ocasiones, el daño siempre será mucho menor que estar desprotegido ante el sol. Si se prefiere evitar esos posibles efectos, lo ideal es mantener una limpieza profunda tras el uso de estas, o utilizar las cremas con filtros minerales.

“Las cremas que hay en el mercado en principio están testadas. No obstante, aunque la aplicación tipo bruma y la crema de spray en general pueden resultar más cómodas, es recomendable reservarlas, si se prefieren, para las reaplicaciones cada dos horas, comenzando con una base de crema más densa. Sin embargo, la fotoprotección de este tipo de cremas es algo menos segura porque no llega la cantidad suficiente de producto a la piel”, añaden.

Conociendo estas diferencias, e independientemente de si estamos en la playa, en la piscina, en la montaña… es importante mantener siempre una correcta protección ante la exposición solar: cremas solares con protección mínima de factor 30, utilizar gafas de sol, ropa adecuada y sombreros/gorras, evitar las horas centrales del día, controlar el tiempo que se toma el sol -comenzando con exposiciones cortas y aumentándolas progresivamente- y acudir al dermatólogo regularmente.

Además de estos, puedes conocer otros consejos para protegerte del sol y cuidar la piel en nuestra publicación «Consejos para evitar el envejecimiento de la piel».