Las varices pélvicas, o Síndrome de Congestión Pélvica, son dilataciones de la red venosa de la zona del útero que aparecen con frecuencia en mujeres que han sido madres. Estas varices producen un aumento de presión y pueden acabar generando otras en zonas inferiores, por ejemplo, en la zona genital y las piernas”, explican los especialistas de Clínica Universidad de Navarra.

El dolor en la zona abdominal -que “recuerda” al del periodo, pero fuera de ciclo-, crónico, y que aumenta al estar de pie son los síntomas más característicos de las varices pélvicas, aunque pueden generar otros signos como la pesadez en la parte inferior del abdomen o dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales).

En el caso de las mujeres que han sido madres, las varices pélvicas suelen manifestarse a través del dolor durante o después de la gestación y un dolor que suele aumentar en los embarazos.

Se desconoce el origen de esta patología, que afecta más frecuentemente a las mujeres de entre 30 y 50 años, que han tenido un embarazo, y normalmente con antecedentes familiares de problemas venosos, así como mujeres con alteraciones hormonales. 

Al aparecer en la zona del útero, su diagnóstico es complejo. Se trata de un problema común, pero infradiagnosticado porque son necesarias pruebas especialmente dirigidas como una ecografía transabdominal y una ecografía transvaginal, además de una angioresonancia.

¿Cuál es el tratamiento para las varices pélvicas?

Clínica Universidad de Navarra aplica un protocolo diferencial para abordar las varices pélvicas, un procedimiento que ha sido publicado en el European Journal of Vascular Surgery, la revista de mayor impacto internacional en el campo de la Cirugía Vascular.

Las claves de la técnica empleada por Clínica “son el diagnóstico y abordaje multidisciplinar, el tratamiento mínimamente invasivo a través de una sola punción en el brazo (en vez de dos punciones) y en el uso de agentes líquidos en vez de implantes, capaces de tratar la totalidad de la red venosa independientemente de su tamaño”, indican desde el centro. 

“La novedad radica en la forma de diagnosticar y abordar la patología, buscando mejorar la técnica estándar para incrementar la seguridad del paciente y la efectividad”, indica el Dr. José Ignacio Leal, especialista en Cirugía Vascular de Clínica Universidad de Navarra y uno de los especialistas que ha desarrollado el procedimiento.

En el método de Clínica destaca su abordaje multidisciplinar donde, para cada caso, colaboran especialistas de distintos departamentos: Cirugía Vascular, Ginecología, Radiología y Radiología Intervencionista.

“A diferencia del tratamiento que se realiza de forma tradicional para tratar estas varices, el equipo médico de la Clínica realiza esta intervención –de una hora de duración- de forma mínimamente invasiva, a través de una sola punción en el brazo (con la paciente despierta) en vez de acceder por el cuello o por la ingle, ya que la intervención es mucho más segura y la recuperación más rápida”, señala el Dr. Leal. La paciente puede incluso llegar a regresar a su domicilio el mismo día de la operación.

“Otro hecho diferencial de la forma de abordarlo es el uso de agentes líquidos, muy eficaces, ya que con ellos conseguimos cerrar toda la red de varices, independientemente de su tamaño y en una única sesión. De forma tradicional se utilizan coils (implantes permanentes en forma de espiral), que son elementos fijos que solo pueden cerrar las varices más grandes, pero no de actuar sobre toda la red”, añade el Dr. Alberto Alonso, especialista en Radiología Intervencionista de Clínica. 

La publicación en el European Journal of Vascular and Endovascular Surgery, realizada por los doctores Ignacio Leal, Alberto Alonso, Eugenia Pillado, Guillermo Gallardo, Andrés Alcázar y Regina Cárdenas, muestra las claves de este método, y el seguimiento de 30 mujeres con dolor abdominal crónico. De todas ellas, solo una no pudo ser intervenida con este método, por el estado previo de su red venosa.

De esta forma, y tras el primer año de seguimiento, en todas las pacientes disminuyó considerablemente el dolor al ponerse de pie, la dispareunia (dolor al tener relaciones sexuales) y el dolor menstrual.

Tal y como destacan desde Clínica, “este procedimiento puede repetirse en caso de que la paciente vuelva a sufrir varices pélvicas posteriormente”.

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