En ocasiones, bien por estrés, por el tipo de alimentación… tenemos una pérdida de peso. Esto puede ser algo fortuito y no deberse a una causa concreta. Sin embargo, puede ser preocupante cuando, de manera involuntaria, una persona sufre una pérdida de peso pronunciada, sin motivo aparente o alargada en el tiempo.
“Cuando un paciente acude consultando por una pérdida de peso, antes de emprender una búsqueda extensa es importante comprobar que efectivamente existe pérdida de peso y medir el lapso en que ocurrió”, explican los especialistas de Clínica Universidad de Navarra ya que casi el 50 % de los pacientes que aseguran haber experimentado adelgazamiento importante en realidad no presentan ningún cambio del peso corporal que pueda medirse objetivamente.
También puede darse el caso contrario: “No es raro atender pacientes que no han advertido que realmente han perdido peso en grado relevante”. Estos casos son los preocupantes ya que “toda pérdida de peso importante que una persona previamente sana no ha buscado deliberadamente suele indicar la existencia de una enfermedad sistémica”, enfatizan desde Clínica. El Dr. Jorge Quiroga, director del Departamento de Medicina Interna de Clínica Universidad de Navarra añade además que “la pérdida del 5 % del peso corporal en un período de seis a doce meses exige la ejecución inmediata de estudios adicionales”.
Esta pérdida de peso puede venir acompañada de malestar general y cansancio.
¿Qué enfermedades causan pérdida de peso?
Los pacientes que padecen cuadros patológicos que justifican la pérdida de peso suelen tener signos y síntomas que permiten sospechar la afección de un determinado órgano, aparato o sistema corporal:
- Los tumores del aparato digestivo, incluidos los de páncreas e hígado, pueden perjudicar la correcta ingestión de los alimentos y producir pérdida de peso antes de que aparezcan otros síntomas.
- El cáncer de pulmón puede manifestarse en forma de neumonía posobstructiva con disnea o tos, y hemoptisis, pero también suele cursar sin síntomas y debe sospecharse incluso en personas no fumadoras.
- En la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y en la insuficiencia cardíaca congestiva puede llegar a aparecer anorexia y un mayor gasto energético en reposo.
- La depresión y el aislamiento pueden originar pérdida importante de peso, en especial en el caso de los mayores y ancianos.
- Adelgazar puede ser el primer signo de algunas enfermedades infecciosas, como la infección por VIH, la tuberculosis, las endocarditis, y las infecciones fúngicas y parasitarias.
- El hipertiroidismo o el feocromocitoma (tumor poco frecuente que se forma en la médula suprarrenal) aumentan el metabolismo basal. Los ancianos con hipertiroidismo apático pueden presentar pérdida de peso y debilidad, con pocas manifestaciones más de tirotoxicosis (altas concentraciones o aumento de hormonas tiroideas circulantes).
- La diabetes mellitus de aparición reciente suele acompañarse de adelgazamiento a causa de la glucosuria y de la pérdida de los efectos anabolizantes de la insulina.
- La insuficiencia suprarenal puede sospecharse por la hiperpigmentación, la hiponatremia (concentración baja de sodio en sangre) y la hipercalemia (nivel de potasio en sangre más alto de lo normal).
¿Cómo se diagnostica la pérdida de peso?
Los especialistas deben buscar otros síntomas que estén vinculados con cuadros que, por lo general, producen pérdida de peso. Es el caso de fiebre, dolores, disnea o tos, palpitaciones, cambios en la micción y signos de alguna enfermedad neurológica.
También han de detectar trastornos gastrointestinales, como la dificultad para comer, la disfagia, la anorexia, la náusea y cambios en el hábito de la defecación.
Si hay signos o síntomas gastrointestinales, la endoscopia alta o baja, o ambas, y el estudio abdominal mediante tomografía computadorizada o resonancia magnética, “tienen un índice de confirmación diagnóstica relativamente alto”.
“Hay que preguntar por viajes y el consumo de cigarrillos, de alcohol y de toda clase de medicamentos, e indagar también sobre los antecedentes de otras enfermedades o de intervenciones quirúrgicas, así como sobre las enfermedades de los familiares”, señalan desde Clínica.
Por otro lado, los expertos han de evaluar los factores de riesgo de la infección por VIH, o buscar otros indicios relacionados con depresión o demencia senil.
“La exploración física que se realiza es completa. En los varones debe practicarse un tacto rectal para palpar la próstata y un estudio de identificación de sangre oculta en heces. Todas las mujeres deben someterse a un tacto ginecológico, aunque se les haya extirpado la matriz”, indican.
Por su parte, las pruebas de laboratorio han de incorporar un hemograma con recuento de glucosa, electrólitos, pruebas funcionales del hígado y riñón, calcemia y TSH (funcionamiento de la tiroides), análisis de orina y una radiografía de tórax.
“En todos los casos hay que actualizar/repetir las pruebas de detección selectiva (cribado) recomendadas para algunos cánceres, según el sexo y el grupo de edad, como son la mamografía y los frotis de Papanicolaou”, añaden.
En caso de no detectarse ninguna causa que explique el adelgazamiento, “conviene programar la cuidadosa vigilancia clínica del paciente, mejor que insistir en otras pruebas sin ninguna orientación clínica”, concluyen.
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