Altas temperaturas, calor, espacios con gran afluencia de público (como piscinas o playas)… son algunas de las causas que pueden favorecer la aparición de enfermedades o sucesos veraniegos.
La conjuntivitis, los golpes de calor o la deshidratación son algunas de ellas. También es el caso de la infección por hongos.
Estas dolencias no suelen evolucionar con gravedad, pero además de resultar molestas, pueden afectar a las actividades que teníamos previsto realizar y a nuestra calidad de vida.
¿Qué se puede hacer para evitar una infección por hongos?
“Existen una gran variedad de tipos y familias de hongos, pero las altas temperaturas y humedad del verano favorecen, sobre todo, la proliferación de tres tipos de infecciones: la pitiriasis versicolor, candidosis y el pie de atleta (tinea pedis)”, indican los expertos de Clínica Universidad de Navarra quienes explican estos tipos de infecciones y ofrecen algunas recomendaciones para prevenir su aparición:
1. Pitiriasis versicolor
Viene producida por un hongo que habita en nuestro organismo. Normalmente no conlleva ninguna patología salvo en determinadas circunstancias.
“Cuando empieza el verano y se elevan las temperaturas, aumenta la secreción sebácea del cuerpo. El incremento de las temperaturas, la humedad y de sebo de la piel hace que este hongo encuentre las condiciones idóneas para proliferar”, explica el Dr. Rafael Salido, especialista de Dermatología de Clínica Universidad de Navarra.
Debido a la sudoración, esta infección aparece en las zonas donde la secreción es mayor, como la parte superior del tronco, el escote o parte superior de la espalda.
“Provoca pequeñas manchas de un color más rosado de la piel o parduzco en aquellos pacientes con piel más oscura, que suelen ser totalmente asintomáticas, con una descamación finita. No tiene una repercusión importante y se trata mediante antifúngicos”.
El problema es su capacidad para volver a aparecer de nuevo en temporadas de mayor sudoración.
“Para prevenir su aparición lo mejor es intentar mantener, en la medida de lo posible, la zona seca y, sobre todo, evitar hidratarse en exceso la zona. Y, en personas que ya lo han padecido, puede ser útil una pauta antifúngica tópica”, añade el especialista.
2. Candidosis
También en este caso el aumento de la sudoración, por el calor, favorece la proliferación del hongo cándida que puede producir en la aparición de candidosis.
“El sudor suele acumularse en los pliegues y va a producir una maceración de la piel provocando esas condiciones idóneas para que crezca la cándida”, explica el dermatólogo.
Los pliegues submamarios, la región inguinal, debajo del pliegue abdominal, interglúteo… son los lugares donde normalmente aparece.
“Suele producir picor, con una mancha rojiza que en el fondo del pliegue puede provocar una fisura que, a veces, puede doler. Además, puede provocar una sudoración más blanquecina y pequeñas manchas de menos tamaño alrededor”.
¿Cómo prevenirlo? Mantener estas zonas lo más aireadas posibles, secarlas bien tras los baños o actividades deportivas y, en personas que padecen esta infección con frecuencia, “tiene bastante interés usar cremas barrera que crean una película protectora para reducir la acción de agentes externos y evitar la maceración”, detalla el experto.
3. Pie de atleta (tinea pedis)
Esta infección fúngica aparece entre los dedos de los pies mediante “una erupción que puede fisurarse que suele generar picor o escozor”.
Es una infección que puede contagiarse y que está relacionada con la humedad, por lo que “es importante el uso de calzado o chancletas en zonas públicas como duchas, vestuarios, etc.”.
Además, sobre todo en deportistas, el exceso de sudoración en los pies durante el verano puede favorecer su aparición.
“Al igual que en los otros casos, hay que mantener la zona seca y, sobre todo, utilizar calzado abierto. Asimismo, todo lo que ayude a mantener los pies aireados, como zapatos con mayor transpiración o no usar calcetines, favorece una disminución del riesgo”, concluye el especialista.
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