La diabetes es una de las enfermedades más frecuentes. Suma más de 420 millones de casos en todo el mundo y su incidencia va en aumento.

La diabetes se produce cuando el páncreas deja de producir suficiente insulina, una hormona necesaria para regular el nivel de azúcar en sangre, o cuando el organismo no consigue utilizar la insulina que produce.

Una dieta equilibrada y el ejercicio físico son imprescindibles para el buen control de la diabetes, pero en ocasiones, pese a ello y/o en diabetes descompensadas de larga evolución, se producen afectaciones que generan el llamado ‘pie diabético’.

¿Qué es el pie diabético?

Se considera pie diabético cuando disminuye el riego sanguíneo de las piernas (vasculopatía)o aparece una afectación de los nervios de las piernas y de los pies (neuropatía)que influyen en los pies de los pacientes, produciéndose una lesión o ulceración en el pie.

En este último caso, “la neuropatía se puede manifestar como una hipersensibilidad en forma de calambres, dolor punzante o ardiente. Empeora con el reposo nocturno y mejora al poner los pies en el suelo”, explican desde Clínica.

Lo más común es que se produzca una disminución de la sensibilidad, notando los pies dormidos desde la punta de los dedos hacia arriba (en calcetín), con sensación de acorchamiento llegando, incluso, a no notar el dolor.

“De esta manera, cualquier pequeña rozadura, herida o grieta puede pasar inadvertida y servir como puerta de entrada a una posible infección. Por ello, la persona con diabetes debe vigilar y cuidar con esmero la higiene de sus pies”.

¿Cómo ha de cuidar sus pies el paciente diabético?

Clínica Universidad de Navarra, único centro médico de España con una Unidad específica de Pie Diabético y formado por especialistas de Endocrinología, Cirugía Vascular y Cirugía Ortopédica y Traumatología, ofrece los siguientes 9 consejos para el cuidado de los pies del diabético:

1. Observar los pies a diario

De esta forma, el paciente buscará cualquier rozadura, herida o enrojecimiento.

“Se deben controlar seis lugares en la planta del pie: la punta del dedo gordo, la base de los dedos pequeños, la base de los dedos medios, también el talón, y la parte exterior del pie y la planta”, detallan.

2. No fumar

El tabaco estrecha las arterias y no favorece un adecuado aporte de oxígeno a sus pies.

3. Ejercicio habitual.

Es aconsejable realizar ejercicio diariamente en forma de paseos por terreno llano y a buen ritmo durante, al menos, una hora.

4. Higiene de los pies

  • El objetivo es mantener los pies hidratados, sin humedades ni callosidades. Lavar los pies a diario con agua tibia y jabón. Secar minuciosamente, para eliminar la humedad de la zona interdigital.
  • En el caso de que tuviese excesiva sudoración, puede aplicarse polvos de talco después del lavado diario.
  • La temperatura del agua es importante: “Pueden estar dañados los nervios que conducen la sensibilidad térmica y no advertir que el agua está lo suficientemente caliente para producir una quemadura”.
  • Del mismo modo,no utilizar mantas eléctricas ni bolsas de agua caliente para calentarse los pies. Tampoco conviene sentarse cerca de estufas o braseros por el riesgo de quemaduras si la sensibilidad térmica está alterada.

5. Cuidado de las uñas.

  • Cortar las uñas en forma recta evitando cortar los lados. Utilizar tijeras de punta roma y lima de cartón. Todo ello, con buena luz y sirviéndose de la ayuda de una lupa y espejo, si fuera necesario.
  • Nunca se deben utilizar tijeras de punta afilada, cortauñas u otros objetos punzantes. Tampoco limas metálicas, callicidas ni piedra pómez.
  • Si no se pueden realizar estos cuidados con la precisión que requieren, debe acudirse al podólogo.

6. Calcetines

No utilizar calcetines sintéticos y con costuras gruesas, ni ligas o fajas que compriman y comprometan la circulación.

Se recomiendan calcetines de fibras naturales (algodón, hilo o lana) y de tonos claros para la detección precoz de las heridas.

7. Calzado

  • Los especialistas recomiendan zapatos de piel, cómodos y amplios, donde cada dedo tenga espacio con holgura.
  • También conviene que el pie esté bien sujeto, con calzado que se ate con cordones o velcro.
  • Revisar a diario el interior del calzado con la mano en busca de cualquier elemento que, por pequeña que sea (piedrecilla, etc.), pueda pasar desapercibida, pero que pueda ocasionar una lesión o rozadura.
  • No andar nunca descalzo, ni siquiera por la playa. En casa, utilizar zapatillas cómodas.
  • Al estrenar zapatos, conviene hacer una adaptación lenta utilizándolos no más de una hora seguida los primeros días.

8. Heridas y curas de los pies.

Respecto a las heridas y curas, han de ser evaluadas por el médico, que indicará el tipo de cuidados que hay que realizar sobre la misma.

9. Seguimiento médico.

El paciente diabético ha de acudir periódicamente a su médico para asegurar un buen control de su diabetes y otros factores de riesgo cardiovascular como hipertensión, dislipemia, etc.