El dolor de estómago es una de las afecciones más comunes que podemos tener a lo largo de nuestra vida.
Normalmente, se trata de molestias ocasionales, poco relevantes o pasajeras, pero en función de la intensidad del dolor o su duración debemos prestarle especial atención. También cuando se superan los 40-45 años, ya que a partir de estas edades es más frecuente encontrar enfermedades orgánicas graves que precisan exploraciones específicas para descartar la presencia de patologías serias.
¿Cuáles son los síntomas del dolor de estómago?
La llamada ‘boca del estómago’, o epigastrio, es la zona donde se localiza este órgano y donde habitualmente se manifiestan los síntomas abdominales más frecuentes: dolor agudo o crónico, vinculado o no a la ingesta, pesadez, náuseas, distensión abdominal… entre otros.
El dolor es el síntoma más frecuente en los pacientes que padecen problemas gástricos. “Sus características, como la localización, intensidad, irradiación a otras zonas, momento de aparición durante el día, relación con la ingesta, factores que lo incrementan o lo calman, síntomas acompañantes, etc., nos podrán orientar hacia el origen de dicho dolor y nos indicarán la conveniencia o no de consultar con nuestro médico”, explican los especialistas de Clínica Universidad de Navarra.
Cuando el dolor se manifiesta junto con pesadez, distensión abdominal con flatulencia, se alivia al defecar o se asocia con estreñimiento o diarrea alternantes, y es intermitente o alterna con días o semanas sin molestias:
- Es muy probable que su origen sea funcional (dispepsia funcional).
- Puede estar relacionado con un estómago con poco tono (hipotonía gástrica) o que se vacía lentamente, con un tránsito intestinal lento, etc.
- Con frecuencia, la dispepsia funcional se asocia con una alteración en el funcionamiento del intestino grueso o colon llamado síndrome del intestino irritable.
Cuando el dolor despierta por la noche, se prolonga de forma mantenida durante semanas o meses, y se acompaña de vómitos, náuseas y pérdida de peso con cansancio, decaimiento, etc. probablemente se deba a enfermedades orgánicas y se ha de consultar al médico cuanto antes.
Enfermedades del estómago: ¿cuáles son las más comunes?
Los síntomas no son suficientes a la hora de diagnosticar una patología, por eso, se precisan pruebas médicas para apoyar el diagnóstico: análisis de sangre, orina y heces (estudio de sangre oculta), radiografías de tórax y abdomen, ecografía abdominal o tomografía computarizada (TC o Scanner) y endoscopia (gastroscopia y/o colonoscopia) o estudios radiológicos con contraste (tránsito esófago-gastro-intestinal y/o enema opaco).
De entre las patologías del estómago, los especialistas de Clínica Universidad de Navarra enumeran cuatro de ellas:
- Gastritis. Proceso inflamatorio que puede manifestarse sin síntomas y desarrollarse de forma continua o repetitiva. “Suele ser signos de enfermedad subyacente”, indican.
- Gastroenteritis. Inflamación y/o disfunción del intestino que viene producida por un germen o sus toxinas. Puede producirse por toxiinfecciones alimentarias, intoxicaciones etílicas o abusos en la ingesta. Suelen ser procesos agudos que se curan en unos pocos días con medidas convencionales (reposo, dieta suave, etc.) y si no ceden en 1-2 días, se ha de acudir al hospital.
- Úlcera péptica o gástrica: herida en el revestimiento de la pared del estómago. Se debe a un desequilibrio entre el ácido y la barrera de moco. Puede deberse a la presencia del Helicobacter pylori y por el consumo de fármacos antiinflamatorios.
- Cáncer gástrico o de estómago. Es un tumor relativamente frecuente. Se manifiesta sin síntomas específicos por lo que, en muchos casos, cuando aparecen determinados signos clínicos significa que está muy avanzado. Pérdida de peso, dolor abdominal, pérdida de apetito y hemorragia son las señales más habituales.
¿Qué hacer para aliviar los dolores de estómago?
Desde el Departamento de Digestivo, sus expertos ofrecen las siguientes indicaciones para mitigar las molestias del estómago:
1. Dieta
No tiene un papel especialmente relevante en cuanto al origen y al proceso de curación de las úlceras gastro-duodenales o la gastritis. No obstante, la dieta o determinados alimentos sí influyen en los síntomas del paciente, y pueden producir un empeoramiento de los mismos y su prolongación en el tiempo.
2. Tabaco
El tabaco es un gran enemigo del estómago sano y mucho más del estómago enfermo o sensible. “Provoca abundantes efectos nocivos que inducen la aparición y la falta de curación de la mayor parte de las enfermedades gástricas: úlceras, gastritis, cáncer y dispepsia”.
3. Antiinflamatorios no esteroides (AINE)
Los AINES son fármacos muy utilizados, especialmente en pacientes mayores con problemas reumáticos, y pueden producir lesiones gástricas como erosiones superficiales o úlceras profundas y múltiples.
Por ello, es aconsejable que, en general, se tome este tipo de medicación durante periodos cortos de tiempo. “Si se han de tomar en periodos largos, lo hagan protegiéndose el estómago tomando inhibidores de la secreción ácida (omeprazol o ranitidina) para evitar el desarrollo de lesiones y complicaciones gástricas”, concluyen.
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