El dolor cervical, o cervicalgia, es una molestia que se manifiesta en alguna o varias estructuras que componen el cuello y viene producido por alguna anomalía en las partes blandas, músculos, ligamentos, discos y nervios, así como en las vértebras y sus articulaciones.
La causa más común de dolor cervical son las lesiones de las partes blandas, debidas a traumatismos o al deterioro progresivo. Puede localizarse en la parte exterior del cuello, extenderse hacia los lados e incluso alcanzar la espalda, los brazos y subir hacia la cabeza. Se puede sentir hormigueo y adormecimiento en los dedos de la mano, dolor en la nuca o notar mareo y náuseas.
«La cervicalgia es una de las molestias más comunes hoy día. Suele deberse a sobrecargas musculares provocadas por hábitos desaconsejables y posturas cotidianas», indica el Dr. Juan Pons de Villanueva, especialista del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología de Clínica Universidad de Navarra.
¿Qué síntomas tiene el dolor cervical?
El dolor cervical presenta síntomas muy característicos, entre otros:
- Dolor en la zona del cuello.
- Dificultad para movilizar el cuello.
- Cefaleas.
- Mareos.
- Rigidez.
- Hormigueo y adormecimiento en brazos y dedos de la mano.
¿Cómo se diagnostica el dolor cervical?
Además de la historia clínica de la sintomatología, los especialistas deben realizar una exploración que incluya una valoración postural, movilidad cervical y zonas dolorosas, así como una evaluación la función de nervios y músculos en brazos y piernas.
Las radiografías simples ayudan a ver las vértebras cervicales y realizar un diagnóstico que, a menudo, permiten a los especialistas determinar la causa de dolor cervical y prescribir un tratamiento adecuado.
Si el cuadro clínico requiere una valoración más detallada, puede precisar otras exploraciones complementarias de mayor alcance como el TAC, Resonancia Magnética o electromiografía (estudio de la actividad eléctrica muscular).
¿Cuál es el mejor tratamiento para el dolor cervical?
El tratamiento fisioterapéutico ayuda a controlar y a tratar las molestias cervicales. Favorece la relajación de los músculos y mejora la movilidad cervical. “Para conseguir ese propósito, se recurre a la realización de masajes en el cuello junto a terapias locales que proporcionan calor”, indican desde Clínica.
Otra opción terapéutica son las duchas con agua a la mayor presión y temperatura que se tolere: “Todos los días al levantarse, sobre región de cuello y hombros durante 10-15 minutos seguido de movimientos de flexoextensión y lateralización del cuello durante otros 10-15 minutos”, añaden.
Como medidas de higiene postural se recomienda sentarse en sillas con respaldo vertical y evitar levantar pesos. El calor local seco, mediante almohadillas o similares puede ser de utilidad, así como tracciones cervicales, realizados en centros de rehabilitación.
En función del estado y el nivel de dolor, pueden valorarse fármacos como los analgésicos-antiinflamatorios y/o miorrelajantes (relajante muscular), siempre bajo supervisión médica.
¿Cuándo es necesaria una cirugía cervical?
Muy pocos pacientes requieren cirugía para tratar el dolor cervical. Se trata de casos concretos con circunstancias específicas.
“La cirugía puede ser necesaria para reducir la presión en la médula espinal o en las raíces nerviosas, cuando el dolor es causado por un disco herniado o por un estrechamiento óseo del canal vertebral”, detallan los expertos.
También puede ser necesaria en traumatismos para estabilizar la columna cervical y minimizar la posibilidad de parálisis, cuando una fractura o luxación ocasiona una inestabilidad vertebral.
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