La erupción de los dientes es un fenómeno fisiológico normal que no suele originar problemas en la mayoría de los niños.
A los 6 meses suelen surgir los primeros dientes primarios (20 en total), un proceso que concluye a los 30 meses.
“Su secuencia en la aparición suele ser muy irregular, pero en general salen primero los incisivos, luego los caninos y por último los molares. Frecuentemente falla esta secuencia, pero son variantes de un fenómeno normal”, explican los especialistas del Departamento de Pediatría de Clínica Universidad de Navarra.
Entre los 6 y 8 años de edad aparecen los dientes definitivos (28 piezas) y hacia los 15-16 años terminan de brotar los últimos.
Los terceros molares, conocidas como las «muelas del juicio», salen posteriormente. En total, los adultos tenemos 32 piezas.
¿Qué síntomas tiene un bebé o un niño cuando le salen los dientes?
La salida de los dientes crea en las arcadas dentarias un fenómeno inflamatorio que hace que la mucosa que los cubre aparezca algo congestionada.
“Esto puede provocar pequeños problemas en el niño como inquietud, aumento de babeo, salivación abundante, rechazo del biberón y mordisqueo de los puños. Con frecuencia se asocia a unas mejillas enrojecidas y brillantes”, explican.
Como el proceso de la dentición dura muchos meses, en este tiempo pueden aparecer infecciones. Sin embargo, se trata de “infecciones durante la dentición y no por la dentición”.
“El niño introduce en la boca todo lo que tiene a su alcance buscando alivio a las molestias propias de la dentición y por tanto la colonización del tracto digestivo por gérmenes es mayor”, subrayan los expertos.
Por ello, pueden producirse pequeñas infecciones que pueden causar diarrea, fiebre y cuadros respiratorios.
“La fiebre es un estímulo para todos los procesos orgánicos, por tanto es más bien la fiebre la que estimula la erupción dentaria en vez de ser la salida de los dientes la responsable de todo tipo de afecciones, sobre todo si son de tipo febril”.
¿Cómo aliviar el dolor de la salida de los dientes?
Para calmar las molestias, los especialistas de Clínica recomiendan utilizar cualquier objeto frío y duro con el que el bebé pueda encontrar alivio mordiendo o royendo.
“Si las molestias son tan fuertes que justifican el uso de medicación no hay inconveniente en darle aspirina, paracetamol o ibuprofeno, a las dosis adecuadas para la edad”, añaden.
Hábitos de higiene dental en los más pequeños
Con respecto a la higiene dental, puede iniciarse ya en el lactante limpiando dientes y encías con una toallita húmeda después de cada comida.
Cuando tenga 10-12 dientes, se puede comprar un cepillo infantil. Es el momento de empezar a enseñar a cepillar los dientes después de cada una de las comidas hasta conseguir que este acto forme parte de un ritual. “Esta costumbre conviene desarrollarla desde la infancia y que los padres den ejemplo, ya que el niño es un gran imitador”.
Por otra parte, está aceptada la administración oral de flúor. Es eficaz para la prevención de la caries dental, pero se debe tener cuidado en su administración ya que su exceso en los dientes puede producir una lesión en el esmalte que puede dar lugar a pigmentaciones y, ocasionalmente, rotura del diente.
“No se recomienda la administración de suplementos de este mineral excepto en situaciones especiales, ya que el agua de abastecimiento público, la embotellada para consumo, las fórmulas lácteas infantiles, los dentífricos fluorados o la sal de cocina fluorada ya aportan el suficiente flúor”, indican desde Clínica Universidad de Navarra.
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