Las patologías reumáticas son muy prevalentes en España. Así lo constata el estudio EPISER 2016 (enero 2019) de la Sociedad Española de Reumatología que estima que “más de 4 millones de habitantes en España padecen artrosis lumbar, cerca de 880.000 personas sufren gota, casi 300.000 tienen artritis reumatoide, y en torno a 215.000, artritis psoriásica”.
El lupus eritematoso sistémico es una de estas patologías autoinmunes, una de las más frecuentes en el mundo y cuya incidencia va en aumento. Sólo en España, afecta a algo más de 75.000 personas, según datos de este mismo informe. Se trata de una enfermedad crónica y que no tiene cura.
“El lupus aparece en personas entre los 20 y los 40 años, y es 10 veces más común en mujeres que en hombres”, indican desde Clínica Universidad de Navarra.
Al tratarse de una enfermedad autoinmune, las defensas del organismo atacan por error a órganos y tejidos sanos, provocando daño e inflamación, y es sistémica porque puede afectar a diferentes órganos y tejidos como la piel, las articulaciones, el sistema nervioso, los riñones, el cerebro o los pulmones, entre otros.
Se desconoce el origen de esta reacción inflamatoria. Los especialistas de Clínica indican que probablemente tenga causas genéticas, hormonales, y factores ambientales, como virus, los rayos ultravioleta del sol, o medicamentos.
¿Cómo se diagnostica el lupus?
El lupus eritematoso es difícil de diagnosticar. Se basa en los síntomas que cuenta el paciente, la exploración física y la analítica.
En los análisis de sangre es frecuente que el número de leucocitos, linfocitos y plaquetas esté más bajo de lo normal.
Existen otros autoanticuerpos más específicos, como los llamados anticuerpos anti-DNA o anti-Sm que permiten confirmar el diagnóstico.
¿Cuáles son los síntomas?
El lupus se manifiesta con periodos de mayor actividad, o más síntomas, y otros de inactividad o remisión.
Cada paciente presenta su propia sintomatología, pero el más conocido y visible son las erupciones en la piel. Lo padece el 90 % de los pacientes y puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. La lesión más conocida es la llamada “eritema en alas de mariposa” y consiste en el enrojecimiento y erupción de la piel en las mejillas y la nariz.
Al poder afectar a multitud de tejidos y órganos, esta enfermedad puede presentar varios síntomas y lesiones, tal y como indican desde Clínica:
- Cansancio y fatiga.
- Pérdida de peso.
- Fiebre prolongada, que no se debe a ninguna infección.
- Dolor muscular e inflamación de las articulaciones. Lo presenta el 90 % de los pacientes y afecta especialmente a los dedos de las manos, muñecas, codos, rodillas y pies.
- Corazón y pulmones. “El lupus inflama las membranas de revestimiento del corazón (el pericardio) y de los pulmones (la pleura), lo que origina pericarditis y pleuritis. Ambos procesos tienen síntomas parecidos: dolor en el tórax y a veces fiebre”.
- Riñón y nefritis. Es la lesión más frecuente y se produce por el aumento de urea en sangre. Al ser asintomática, se manifiesta por cansancio o la subida de la tensión arterial.
- Síndrome antifosfolípido, que se caracteriza por la aparición de trombosis, abortos de repetición y alteraciones hematológicas, como la trombopenia o anemia hemolítica.
¿Cuál es el tratamiento contra el lupus?
Al tratarse de una enfermedad autoinmune no tiene cura. Sin embargo, puede controlarse con fármacos que pueden regular el sistema inmunitario y frenar la inflamación.
Los medicamentos más comunes son los antiinflamatorios, que alivian el dolor; corticoides, que ayudan a controlar muchos de los síntomas; antipalúdicos, que se emplean en el lupus para el tratamiento de la artritis, algunas lesiones de la piel y cuando existen síntomas pleurales y pericárdicos; y los inmunosupresores, que se utilizan cuando hay complicaciones de la enfermedad, especialmente cuando afectan al riñón. Los especialistas de Clínica destacan la aparición de nuevas terapias biológicas que han abierto nuevas vías de tratamiento que mejoran la calidad de vida de los pacientes.
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