La inmunoterapia continua su desarrollo experimental como tratamiento para la curación del cáncer de ovario. Una de las principales investigaciones se centra en el descubrimiento de las mejores combinaciones para aumentar su eficacia.

El Dr. Antonio González, director del Cancer Center Clínica Universidad de Navarra e investigador principal del ensayo «ANITA/ENGOT-Ov41/GEICO 69-O». Sus resultados han demostrado que la combinación de inhibidor de PARP con check-point inhibitor no es suficiente para aumentar la eficacia, y es posible que se precise la asociación adicional de terapia antiangiogénica.

En este estudio se ha analizado la posibilidad de incluir la inmunoterapia al tratamiento estándar de recaída de cáncer de ovario. “Hasta ahora solo se había visto un beneficio de los inhibidores de checkpoint cuando se combinan con Bevacizumab (un antiangiogénico que impide la formación de nuevos vasos sanguíneos), e inhibidores de PARP. Se sabía que la combinación de bevacizumab y checkpoint no era suficiente, pero se desconocía la contribución de la combinación de checkpoint y PARP inhibitor”, señala el Dr. Antonio González.

Este ensayo, presentado en el congreso anual de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), ha sido liderado y promovido por el Grupo Español de Investigación en Cáncer Ginecológico (GEICO) en el seno de ENGOT (Red Europea de Grupos Cooperativos en Cáncer Ginecológico).  Para ello, se ha investigado la contribución del inhibidor PARP niraparib asociado al inhibidor checkpoint atezolizumab (encargado de bloquear las proteínas de puntos de control) en más de 400 pacientes.

“ANITA ha mostrado una leve mejora al incorporar la inmunoterapia, pero no llega a ser estadísticamente significativo. Sin embargo, respalda la hipótesis de que, probablemente, para que la inmunoterapia funcione en el cáncer de ovario, aparte de combinarla con inhibidores de PARP, hay que combinarla con antiangiogénico”, añade el Dr. González.