El dolor lumbar es una dolencia más común en adultos que en niños, pero, según apuntan algunos estudios, puede llegar a afectar hasta el 6% de los menores en edad escolar. Este porcentaje aumenta al 7% entre los niños y adolescentes que practican deportes de alto impacto.

El deporte es saludable. Sin embargo, en ocasiones, puede dar lugar a una patología traumatológica desconocida, pero muy prevalente, entre la población infantil acostumbrada a realizar deporte: la espondilólisis.

¿Qué es la espondilólisis?

Se trata de una enfermedad que presenta un defecto o una fractura del arco posterior de una vértebra. Generalmente se localiza en la zona lumbar (a la altura de la L5) y es muy común entre jóvenes que practican disciplinas como fútbol, baloncesto, danza, gimnasia, buceo, lucha o patinaje.

“La actividad deportiva tiene una estrecha relación con el desarrollo de una espondilólisis. La mayoría de los pacientes menores de 18 años diagnosticados con esta dolencia realizan algún deporte con continuidad, particularmente en disciplinas que implican movimientos intensos de extensión o rotación en la columna lumbar y que se practican habitualmente de manera intensa, indica el Dr. Matías Alfonso, especialista del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología de Clínica Universidad de Navarra (CUN).

La mayoría de los casos de espondilólisis son de tipo bilateral (la fractura de la vértebra se produce a ambos lados del arco vertebral), pero hasta un 33 % de las lesiones son unilaterales y estas corresponden a la realización de deportes asimétricos, es decir, aquellos que requieren del golpeo o del lanzamiento de un objeto mediante un movimiento de rotación de la columna como el tenis, el pádel, el fútbol, el golf o el hockey.

Dolor lumbar o rigidez en la espalda, algunos de sus síntomas

Tal y como destaca el Dr. Rafael Llombart, también especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología de CUN, “la primera sospecha de esta patología nace durante la entrevista con el paciente, que presenta síntomas típicos: dolor lumbar que se exacerba con los movimientos de flexo-extensión y que mejora con el reposo, rigidez en la espalda, espasmos musculares y, en los casos más graves, debilidad en las piernas y afectaciones neurológicas”.

Sin embargo, muchos pacientes con espondilólisis son asintomáticos, por lo que se desconoce la prevalencia exacta de la enfermedad. “Según estudios recientes, se estima que afecta al 4-5 % de los menores de 6 años y al 6-7 % de los menores de 18 años. En España, se calcula que el 6 % de la población general y el 8 % de los atletas de élite presentan espondilólisis”, explica el Dr. Julio Doménech, director del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología de Clínica Universidad de Navarra.

¿Cómo se diagnostica la espondilólisis?

Tras la entrevista del paciente, los especialistas realizan una exploración física y realizan estudios de imagen para determinar el diagnóstico.

Inicialmente, la radiografía suele ser suficiente “pero, en estadios tempranos de la enfermedad, la fractura puede pasar desapercibida en las imágenes, y entonces solicitamos otras pruebas, como la resonancia magnética o pruebas de Medicina nuclear como el SPECT-TC”, explica el Dr. Llombart.

¿Cómo se trata la espondilólisis?

El tratamiento inicial es conservador y útil en la mayoría de los casos: combina el reposo deportivo, la fisioterapia -con ejercicios de fortalecimiento muscular del tronco y los flexores de cadera, y estiramientos de los isquiotibiales- y el uso de un corsé ortopédico entre 8 y 12 semanas. “La evolución con este abordaje suele ser positiva en hasta un 90 % de los casos, con retorno a la actividad deportiva previa”, añade el Dr. Alonso.

La cirugía es otro abordaje, pero los especialistas solo la recomiendan cuando el tratamiento conservador falla o cuando existe una afectación neurológica. También, en casos con espondilolistesis progresiva (desplazamiento de una vértebra sobre otra), como resultado de una espondilólisis no tratada o con tratamiento insatisfactorio. “Las técnicas quirúrgicas pueden ser de dos tipos: reparación de la lisis (de la fractura en el arco vertebral) mediante tornillos o alambres, o la fusión de las vértebras en el caso de que haya desplazamiento”, explica el Dr. Doménech.

¿Cómo se puede prevenir la espondilólisis?

Los especialistas de Clínica Universidad de Navarra ofrecen 5 claves para prevenir esta patología:

  1. Dedicar un tiempo al calentamiento, previo al ejercicio, y aprender a estirar correctamente para prevenir lesiones.
  2. Realizar estiramientos al finalizar cada sesión.
  3. Uso adecuado del equipo deportivo y que esté en buenas condiciones. Si es el caso, puede ayudar a proteger su columna vertebral durante la práctica deportiva.
  4. Proteger el descanso y la recuperación de los niños después de actividades físicas intensas. De esta manera, se previenen lesiones por sobreuso.
  5. Higiene postural y fortalecimiento muscular: fortalecer los músculos abdominales y lumbares para estabilizar la columna vertebral y reducir el riesgo de la espondilólisis.

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