La esclerosis sistémica, o esclerodermia, es una enfermedad crónica autoinmune que afecta principalmente a la piel.
El 75% de los casos afecta a mujeres de mediana edad. Se trata de una patología reumática poco frecuente que puede afectar también a otros órganos internos, como el tubo digestivo, corazón, pulmones o riñones.
Al ser autoinmune, el sistema inmune se ataca a sí mismo por error y destruye el tejido saludable. La sintomatología, un examen de la piel y una exploración general por parte del reumatólogo determinan el diagnóstico.
Además, los especialistas del Departamento de Reumatología de Clínica Universidad de Navarra realizan exámenes complementarios, como análisis y una radiografía del tórax, y solo en algunos casos, pruebas digestivas o cardiorrespiratorias. “La finalidad es clasificar mejor el tipo de enfermedad, valorar su gravedad y el grado de extensión”.
¿Cuáles son los síntomas de la esclerodermia?
Los especialistas de Clínica Universidad de Navarra indican que la causa es desconocida, aunque en la esclerodermia indican que “su incidencia aumenta en grupos de personas expuestos a determinados productos tóxicos, pero en la mayoría de los casos no existen antecedentes de exposición a estos compuestos”.
Los cambios en la piel y el dolor de las articulaciones son sus síntomas más comunes. “Suele comenzar con una leve tumefacción de la piel de las manos y pies, a veces también de la cara, que se va extendiendo. Posteriormente, la piel se vuelve rígida y dura, se hace difícil de pellizcar y a veces limita los movimientos de las articulaciones”.
Los cambios en la piel son causados por el aumento y la acumulación de fibras de colágeno y otras proteínas. La piel se esclerosa, se hace dura y rígida. “Al principio las lesiones consisten en una inflamación, que después se va transformando en un endurecimiento. Además, la esclerosis sistémica dificulta el riego sanguíneo al ocluir las pequeñas arterias y capilares que llevan la sangre a los tejidos”.
También indican desde Clínica las lesiones en la piel o morfea, con la aparición de manchas decoloradas e indoloras en la piel, y el fenómeno de Raynaud, que produce cambios de color en los dedos de las manos y los pies.
La esclerosis sistémica también puede producir otros síntomas como dolor en las articulaciones, fatiga, problemas digestivos, como dificultad para tragar, acidez de estómago, estreñimiento o diarrea, y problemas cardiorrespiratorios como dificultad respiratoria, hipertensión o dolor en el pecho.
Tratamiento de la esclerodermia
No existe un fármaco completamente efectivo para los pacientes con esta patología.
Suele prescribirse inmunosupresores y corticoides, estos últimos cuando existe inflamación de las lesiones cutáneas. Si la patología índice en otros órganos, y en función del estadio, los especialistas recurren a otros tratamientos en función de la zona afectada.
Además, añaden que “es esencial el control periódico de la tensión arterial en pacientes con esclerosis difusa. Debe iniciarse tratamiento cuando la tensión arterial sea superior a 140/90 mmHg”. Para el tratamiento de la afectación muscular, recomienda la utilización de corticoides en pautas enérgicas. El tratamiento de las artralgias, artritis o tenosinovitis, requiere la utilización de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y reposo. Y suelen indicar la utilización de infiltraciones locales.
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