Ante el ictus, cada minuto cuenta. Cada minuto que pasa, las posibilidades de recuperación se reducen, incluso hay muchos tratamientos que solo pueden aplicarse en las primeras horas tras el inicio de los síntomas.
Por eso, una rápida y correcta reacción puede ayudar a minimizar o revertir sus efectos. Si se identifican algunas de sus señales ha de llamarse inmediatamente al 112: “El ictus es una urgencia”, tal y como afirman desde la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus en España cada año, según datos de la SEN. De ellos, el 50 % tienen secuelas discapacitantes o fallecen, y más de 330.000 personas presentan alguna limitación por haber sufrido este infarto cerebral. Se espera que en los próximos 25 años su incidencia aumente un 27%.
“Esta dolencia es la segunda causa de muerte en España, la primera en mujeres, y la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia”, detallan desde la SEN, que además añade que “el 90% de los casos de ictus podrían evitarse con una adecuada prevención de los factores de riesgo y un estilo de vida saludable”.
¿Qué se siente antes de tener un ictus?
Desde el Departamento de Neurología de Clínica Universidad de Navarra, el Dr. Pablo Irimia, enumera los cinco síntomas más significativos para reconocer un ictus:
- Dolor de cabeza de inicio súbito y alta intensidad.
- Perdida repentina de visión.
- Dificultad para hablar o entender el lenguaje.
- Pérdida de sensibilidad o fuerza en un lado del cuerpo: puede ser la mitad del cuerpo, un brazo y/o una pierna.
- Desviación de la comisura bucal.
¿Qué hacer para prevenir un ictus?
El accidente cerebrovascular o ictus viene producido por un trastorno en la circulación cerebral, que da lugar a una serie de síntomas y signos de comienzo repentino y brusco.
Existen dos tipos de ictus:
- Infarto cerebral, producido por la obstrucción del flujo sanguíneo de una arteria (trombosis, embolia), lo que origina una disminución del riego sanguíneo en esa parte del cerebro. Aproximadamente, el 75% de todos los ictus son infartos cerebrales. “Sus consecuencias en el cerebro suelen ser catastróficas, y los síntomas producidos muy incapacitantes”, señalan desde Clínica.
- Hemorragia o derrame cerebral. Provocado por la rotura de una arteria. Este puede tardar varias horas en desarrollarse.
En uno u otro caso, la prevención es fundamental. Solo en datos (SEN), “en los últimos 20 años ha aumentado un 25 % el número de casos de ictus entre las personas de 20 a 64 años, y un 5% de los mayores de 65 años ha sufrido un ictus en España”.
Es importante aplicar algunas medidas frente a sus factores de riesgo para mantener una buena salud de nuestro cerebro y reducir la probabilidad de que suceda:
- Evitar el tabaco.
- Limitar el consumo del alcohol.
- Realizar ejercicio de forma regular, evitar el sedentarismo.
- Seguir una dieta mediterránea.
- Evitar el sobrepeso y el estrés crónico.
- Controlar la tensión arterial (hipertensión), los niveles de glucosa y el colesterol.
¿Cómo ayudar a una persona tras un ictus?
“Una de cada tres personas que ha sufrido un ictus puede tener secuelas que incluyen alteraciones de movilidad (pérdida de fuerza), problemas para la deglución, alteraciones cognitivas, dificultades para entender el lenguaje o expresarse y depresión. Como consecuencia de estas secuelas, casi un 60 % de los enfermos tienen problemas para realizar sus actividades cotidianas. Por tanto, es necesario planificar el tratamiento para mejorar las secuelas con un equipo multidisciplinar y de forma individualizada tratando de mejorar los problemas específicos de cada paciente”, explica el Dr. Irimia.
En primer término, ha de iniciarse el tratamiento médico más adecuado para evitar una recurrencia del ictus. En aquellos pacientes que presentan secuelas físicas (como hemiplejia o trastornos de equilibro) se debe iniciar un tratamiento rehabilitador en cuanto el paciente esté clínicamente estable.
Algunas personas necesitarán reeducar la deglución, si tienen problemas para tragar, en otros casos será necesaria la logopedia si existen problemas del lenguaje, y en algunos enfermos es necesario realizar una rehabilitación cognitiva.
“Durante el proceso de recuperación, un porcentaje considerable de pacientes presentan síntomas de depresión que requiere valoración y tratamiento específico”, explica el especialista de Clínica Universidad de Navarra.
El especialista añade también algunas pautas si se tiene algún familiar o conocido que ha sufrido un ictus:
- Resulta positivo favorecer un ambiente tranquilo, alejado de ruidos excesivos.
- Si una de las secuelas de esta enfermedad es la afasia, cuyos síntomas incluyen problemas con el habla o la escritura en general, es importante situarnos frente a la persona, hablarle despacio, de forma clara y sencilla, vocalizando y sin gritar.
- Es frecuente que las personas que han sufrido un ictus, les resulta especialmente difícil mantenerse orientados, pudiendo ser de gran ayuda recordarles la hora, el día, el año e incluso el lugar en que se encuentran.
Desde ACUNSA, recogemos también otros consejos de los expertos de Clínica Universidad de Navarra en el post “He superado un ictus, ¿y ahora qué?”.
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