Perder a un ser querido es una difícil situación que vive cualquier ser humano.
La experiencia es única y distinta para cada persona. Cada uno de nosotros gestiona el dolor de forma diferente, ninguna pérdida es comparable a otra, ni tampoco cómo cada persona expresa y siente su dolor.
Incorporar la ausencia definitiva a nuestra rutina depende también de la cultura, las creencias y las reglas sociales.
Desde Clínica Universidad de Navarra diferencian principalmente cuatro fases secuenciales:
- Experimentar pena y dolor.
- Sentir miedo, ira, culpabilidad y resentimiento.
- Experimentar apatía, tristeza y desinterés.
- Reaparición de la esperanza y reconducción de la vida.
Signos durante el duelo
“En el duelo se pueden presentar una gama muy amplia de manifestaciones normales”, señalan desde Clínica Universidad de Navarra.
- Físicas. Como puede ser la pérdida de apetito, alteraciones de sueño, pérdida de energía, agotamiento o, incluso, quejas somáticas que pueden estar relacionadas con la enfermedad que padeció la persona fallecida.
- Conductuales: agitación, llanto, cansancio y aislamiento.
- Cognitivas: baja autoestima y pensamientos obsesivos con la persona fallecida.
- Autoreproches. Sensación de desesperanza, indefensión, de irrealidad. Problemas con la memoria y la concentración.
- Afectivas: tristeza, ansiedad, desesperación, culpa, enfado y hostilidad, incapacidad para disfrutar de cosas agradables, gusto por la soledad.
“El duelo, a veces se asocia a problemas de salud como puede ser la depresión, la ansiedad o el abuso de alcohol o psicofármacos. Y el duelo prolongado, a un aumento de la mortalidad por suicidio y eventos cardiovasculares, y a una mayor demanda de apoyo sanitario”.
Apoyos para superar el duelo
“El apoyo más importante que una persona recibe después de sufrir una pérdida proviene de amigos y familiares, pero en caso de dificultades para superar la pérdida, puede ser útil el apoyo terapéutico”.
El periodo de duelo permite a la persona superar la pérdida, empezar a vivir sin la persona fallecida e independizarse emocionalmente de ella, establecer nuevas relaciones, tomar decisiones por sí mismo. Con el tiempo, se vuelve capaz de superar los momentos o fechas más significativas como las celebraciones familiares, los cumpleaños u otros eventos.
“Las estrategias de apoyo psicológico o médico buscan ayudar a la persona a superar este proceso, haciendo posible hablar de la persona fallecida y reconocer si hay emociones mínimas o exageradas alrededor de la pérdida, con vivencias de culpa, rabia u otros sentimientos negativos”, explican desde Clínica.
Técnicas terapéuticas de adaptación a la ausencia
Entre las técnicas terapéuticas que pueden utilizarse en este proceso de adaptación a la ausencia de la persona querida, los expertos de Clínica Universidad de Navarra enumeran las siguientes:
1. Anticipación de fechas y situaciones
Algunas fechas como el cumpleaños o el aniversario del fallecimiento son especiales y pueden causar dolor y tristeza. Por eso, desde Clínica recomiendan “tenerlas en cuenta para adelantarse si están por venir, adivinando o imaginando como se vivirán, o averiguar el impacto y la estela que han dejado atrás si ya han ocurrido”.
2. Toma de decisiones, solución de problemas y adquisición de habilidades
Hay ocasiones en las que la persona que está pasando el duelo se bloquea cognitivamente que, mezclado con miedo, puede resultar peligroso. En este caso, la toma de decisiones resulta difícil o es necesario adquirir habilidades que ejercía la personas fallecida (como, por ejemplo, arreglar un enchufe, cambiar una bombilla, ir al banco…).
3. Concretar los problemas
En la medida de lo posible, hay que evitar bloquearse: “generar alternativas, elegir una opción, ponerla en marcha y evaluar resultados”.
4. La narración de un hecho trágico
Los expertos de Clínica consideran que “el relato pormenorizado y redundante de la muerte es catártico, lava, purga, abre la espita de la emoción y además libera, ordena y estructura el pensamiento”. Es una manera de normalizar la situación y ayuda a superarla.
5. Hablar de retazos de vida pasada
Hablar de momentos de la vida pasada, “extraerlos” del viejo archivo de la memoria y actualizarlos. Los vínculos son ahora distintos, pero perviven. Por ello, desde Clínica recomiendan “hacer nuevas amistades, ilusionarse con los nietos, la vida… Sin miedo, nunca se va a olvidar porque el olvido es imposible”.
6. Prescripción de tareas concretas
Prescripción de tareas concretas e individualizadas. Esto, compromete al doliente y le obliga en su consecución.
7. Realizar ejercicio físico
“Realizar ejercicio físico con unas pautas determinadas, consiguiéndose además, por el efecto dominó y casi sin querer, cambios en otros hábitos de vida del doliente, y sobre todo evitando maneras de afrontar su pérdida, claramente perjudiciales: abusar del alcohol, del tabaco, del vídeo, de la televisión, del juego, etc.”, explican.
8. Hablar
Hablar de los sueños y de las presencias visuales, auditivas, táctiles, etc. Es conveniente hablar de ellos y del significado que tienen para el doliente.
9. Utilización de psicofármacos
En el duelo solo deben tomarse fármacos para trastornos concretos y durante un tiempo limitado y ocasional para evitar medicalizar el duelo. “Los antidepresivos son totalmente ineficaces frente a la tristeza del duelo si no existe depresión”, indican los especialistas.
10. Alejarse de ciertos estilos de vida
Debe alejarse de ciertos hábitos claramente perjudiciales, como son los “compensadores químicos” que utilizan sustancias para curar su dolor y su impotencia, como son el alcohol, la nicotina o las pastillas. También recomiendan desde Clínica Universidad de Navarra evitar “conductas repetitivas y compulsivas del tipo ‘trabajo adicto’, jugador de máquinas, etc. que anclen el dolor y lo narcoticen por la repetición”.
¿Cuándo es necesaria la atención especializada?
En Clínica Universidad de Navarra recomiendan solicitar atención especializada cuando:
- Al afrontar los problemas, se practican estilos abiertamente autolesivos y perjudiciales como el exceso de consumo de drogas, alcohol, ludopatías, obsesiones, etc.
- Aparecen problemas de salud mental asociados: fobias, crisis de angustia, etc.
- No se es capaz de superar el duelo: aparente ausencia de duelo, cronificación…
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