La retina es la capa del fondo del ojo que capta los estímulos luminosos y percibe las imágenes que son enviadas al cerebro.
Cuando se genera el desprendimiento de retina se produce la separación espontánea de la retina neurosensorial (capa interna de la retina) del epitelio pigmentario (capa externa).
En la mayoría de los casos esto ocurre porque se ha producido un desgarro en la retina por el que ha pasado líquido que la ha ido desuniendo.
El tratamiento del desprendimiento de retina es quirúrgico y “el principal objetivo es sellar todos los desgarros o agujeros retinianos y reaplicar la retina”, explican desde Clínica Universidad de Navarra.
¿Cuáles son los síntomas del desprendimiento de retina?
En muchas ocasiones, el desprendimiento de retina viene precedido de la aparición súbita de moscas volantes -manchas en la visión con formas de mancha, hilo o telaraña de color negro y que ‘flotan’ al mover los ojos-, o un aumento brusco de las ya existentes, así como la aparición de destellos luminosos (desprendimiento de vítreo sintomático) -luces parpadeantes o relámpago de luz en el campo de visión-.
«La aparición súbita de moscas volantes o de destellos luminosos debe ser motivo de consulta urgente con un oftalmólogo», manifiesta el Dr. Manuel Sáenz de Viteri Vázquez, especialista del Departamento de Oftalmología de Clínica Universidad de Navarra ya que, en estos momentos, el desprendimiento puede no haberse producido todavía.
“Es muy importante hacer un diagnóstico precoz, ya que las posibilidades de mejora son mayores si no se llega a desprender la zona central de la retina (la mácula)”, añaden desde Clínica.
Si en el examen de fondo de ojo los especialistas localizan uno o varios desgarros retinianos, los expertos recomiendan realizar un tratamiento preventivo con láser, aunque aún no haya provocado un desprendimiento.
Si el desprendimiento ya estuviera presente, además de los síntomas anteriores aparece una “sombra” o “telón” que impide ver por una parte del ojo.
¿Cómo se diagnostica el desprendimiento de retina?
La sintomatología del paciente es clave en el diagnóstico del desprendimiento de retina. Además, la detección se complementa con la exploración del fondo de ojo, bajo dilatación de la pupila, que permitirá comprobar el estado de la retina.
¿Cómo se trata el desprendimiento de retina?
La cirugía es el procedimiento adecuado ante el desprendimiento de retina. Su objetivo es evitar la ceguera del ojo afectado por la separación.
El Departamento de Oftamología de Clínica Universidad de Navarra explica los tres métodos habituales para la intervención de esta dolencia. Estas técnicas se realizan en función del grado y la fase del desprendimiento:
Vitrectomía
Es un tipo de microcirugía que se realiza bajo microscopio. Se realizan tres pequeñas incisiones en la parte blanca del ojo, a través de las cuales se insertan instrumentos muy finos. Primero se elimina el gel vítreo (vitrectomia) y posteriormente se reaplica la retina neurosensorial sobre el epitelio pigmentario.
“Después, se tratan los rotos retinianos con láser o con crioterapia y, finalmente, el ojo se llena de gas o aceite de silicona que tapona los rotos retinianos mientras el láser o la crioterapia cicatrizan”. Este gas irá desapareciendo en entre 2 y 8 semanas.
Cirugía escleral
Los cirujanos cosen una banda o un segmento de banda de silicona sólida sobre la capa más externa de la pared del ojo (la esclera). Esta banda empuja la pared del ojo hacia dentro causando una indentación que cierra la rotura, pudiendo así reaplicarse la retina.
Retinopexia neumática
“Se inyecta una burbuja de gas dentro del ojo, sin hacer vitrectomia, y se posiciona al paciente de una manera determinada para que este gas tapone el desgarro y así pueda reaplicarse la retina”. En el momento de la inyección del gas, los especialistas pueden tratar el desgarro con crioterapia o posteriormente, cuando ya se ha reaplicado la retina, pueden tratarlo con láser o crioterapia.
“La tasa de éxito anatómico del desprendimiento de retina es aproximadamente del 90 % con una sola cirugía. En los casos que no se consiga a la primera se pueden reoperar aumentando así la tasa de éxito hasta aproximadamente en 98 %. De todas formas, el éxito anatómico no siempre está ligado a un éxito funcional”, explican y detallan los expertos, ya que “si el desprendimiento llegó a causar una pérdida de visión, aunque logremos reaplicar la retina, puede que no recuperemos esa visión ya perdida”, concluyen desde Clínica Universidad de Navarra, uno de los pocos centros que dispone de un laboratorio de microcirugía para la mejora de la práctica clínica.
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