La epilepsia es una enfermedad neurológica que afecta a cerca de 400.000 personas en España y, según indican los especialistas, hasta un 1% de la población puede sufrir una crisis epiléptica a lo largo de su vida.
Esta patología se caracteriza por crisis espontáneas y bruscas que, en función de su intensidad y frecuencia. Pueden llegar a limitar el día a día de quienes la padecen, en especial si estas crisis son convulsivas.
“La repercusión en la vida diaria es muy variable y va a depender del tipo y número de crisis que tengan los pacientes. Las más limitantes son las crisis convulsivas, ya que la persona pierde la conciencia y se cae. Sin embargo, hay también otros tipos de crisis muy breves y en la que la persona no pierde la conciencia, por lo que puede seguir realizando la tarea en la que estaba”, explican desde Clínica Universidad de Navarra.
El tratamiento farmacológico permite controlar estas crisis en el 70% de los casos. No obstante, los pacientes epilépticos pueden sufrir ciertas limitaciones en su vida diaria como conducir. “Por ley, una persona con epilepsia, en general, para tener permitido ponerse al volante, necesita llevar un año libre de crisis o con crisis exclusivamente en sueño”, explican.
Los expertos también recomiendan evitar la práctica de deportes de riesgo como paracaidismo, escalada o buceo. Sufrir una crisis en estas situaciones puede poner en riesgo a la persona.
En el ámbito laboral, los pacientes con epilepsia pueden ejercer la mayoría de profesiones, “salvo aquellas que requieran uso de armas, como puede ser un policía o militar, o que impliquen estar en situaciones peligrosas como en altura o cerca del agua”.
Recomendaciones para convivir con la epilepsia
“El mayor consejo que damos es que la persona con epilepsia lleve una vida lo más activa posible. Es decir, desde un punto de vista general, la mejor recomendación es intentar llevar una vida lo más parecida al inicio de la enfermedad”, aconsejan.
Por ello, y para tratar de normalizar su situación pese a la enfermedad, desde Clínica Universidad de Navarra, ofrece las siguientes indicaciones a los pacientes epilépticos:
- Ejercicio físico, para conseguir un ritmo activo. Evitar deportes de riesgo, pero sí practicar otras actividades como correr, hacer ciclismo o natación. “Aunque dependiendo de la situación de cada uno es conveniente que lo haga de forma acompañada”, indican desde Clínica Universidad de Navarra.
- Medidas para adaptar en casa. “Es aconsejable evitar riesgos en la cocina o el baño como, por ejemplo, no cerrando con pestillo o utilizando la ducha en vez de darse un baño”. Otras medidas son proteger o limar las aristas de los muebles, dormir en camas bajas y evitar cristales tanto en puertas como en armarios. Esto puede evitar un susto mayor si el paciente sufre un ataque a causa de la epilepsia y tiene pérdida de conciencia y se marea.
- Evitar los factores desencadenantes. Por ejemplo, es aconsejable conseguir un horario regular de sueño. Hay que intentar dormir, al menos, 8 horas diarias; al ver la televisión, la habitación debe estar suficientemente iluminada; o al jugar con videojuegos o utilizar el ordenador, deben usarse pantallas protectoras. Esto va a mejorar mucho la calidad de vida de las personas que padecen este trastorno neurológico.
- Calendario de crisis. Es muy recomendable generar un calendario de crisis y una lista de medicamentos con las dosis prescritas. Recopilar los datos es importante para ofrecer al médico la mayor información posible y llevar un control de la epilepsia. Por ejemplo, hora en la que ocurrió el episodio epiléptico, actividad que se realizaba, cuáles fueron los sucesos que desencadenaron la crisis. O, si existieron o no síntomas previos, cuánto tiempo duró la crisis, cómo actuó el paciente tras la crisis, etc.
- Seguimiento periódico con el especialista. El paciente epiléptico ha de mantener las revisiones con su médico, los controles hemáticos y los niveles plasmáticos de la medicación. También es importante ver los efectos secundarios que pueden derivar a otros problemas de salud.
- Nunca dejar el tratamiento de la epilepsia por su cuenta ni modificar la pauta indicada por el especialista sin la indicación de éste. Asimismo, comunicar al médico el tratamiento que se está tomando si existe cualquier otra enfermedad.
- No llegar al agotamiento.
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