Una investigación ha confirmado que la combinación de dos proteínas inflamatorias, calprotectina y lipocalina-2, orienta hacia un peor pronóstico en pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP) avanzada, pero también en personas que todavía no han desarrollado síntomas.
Es el hallazgo de científicos del Programa de Enfermedades Cardiovasculares del Cima Universidad de Navarra, en el que también participa el Hospital Universitario de Navarra, y cuyos resultados se han publicado en la revista científica European Journal of Vascular and Endovascular Surgery.
Dos proteínas que alertan de un mayor riesgo de complicaciones
La enfermedad arterial periférica es una de las enfermedades vasculares más prevalentes en el mundo. Se trata de una manifestación clínica de la arteriosclerosis, que se produce por el estrechamiento (estenosis) y endurecimiento de las arterias, pudiendo llegar a limitar el flujo sanguíneo de oxígeno y nutrientes a los órganos y tejidos del organismo.
Se caracteriza por dolor en las extremidades, especialmente en las piernas, por las obstrucciones ateroscleróticas de las arterias. Según su evolución y fase clínica, puede causar dolor, tanto en movimiento como en reposo, y lesiones, por lo que es limitante en la vida diaria. Además, eleva el riesgo cardiovascular, principalmente de infarto de miocardio e ictus.
“Hace diez años iniciamos un estudio para analizar la evolución de los pacientes con EAP. Fruto de este trabajo identificamos recientemente, mediante secuenciación masiva, distintos candidatos moleculares en pacientes con enfermedad avanzada. En el estudio actual hemos seleccionado dos de estas proteínas, calprotectina y lipocalina-2, para conocer su implicación en el pronóstico de los pacientes”, indica la Dra. Carmen Roncal, investigadora del Grupo de Aterotrombosis del Cima y directora del trabajo.
Ahora, este estudio confirma que la presencia en sangre de estas proteínas inflamatorias se asocia con un mayor riesgo de sufrir amputación y muerte por enfermedad cardiovascular.
“Asimismo, si combinamos ambas proteínas como una única variable aumenta su capacidad para la predicción de un peor pronóstico. Por lo tanto, la detección de calprotectina y lipocalina-2 nos ayuda a estimar el riesgo y a desarrollar un abordaje terapéutico más adecuado para cada paciente”, explica.
Dos proteínas que también podrían alertar a pacientes sin síntomas
Por otro lado, otro estudio ha analizado si niveles elevados de calprotectina y lipocalina-2 también podrían predecir un peor pronóstico en personas con EAP en fases iniciales. Dicha investigación se ha realizado en el marco del CIBER Cardiovascular (CIBERCV), el grupo de investigadores del Cima ha colaborado con el Dr. Martín Ventura (Fundación Jiménez Diaz, Madrid) y el Dr. Jes Lindholt (Hospital Universitario de Odense, Dinamarca).
Como explica la investigadora del Cima, “el grupo danés tiene en marcha un estudio para identificar enfermedades cardiovasculares, entre ellas la EAP, en personas mayores de 65 años. En este trabajo hemos medido las dos proteínas inflamatorias en los pacientes diagnosticados con EAP y hemos confirmado que su presencia en sangre predice también de manera temprana el desarrollo posterior de problemas cardiovasculares e incluso un mayor riesgo de mortalidad”.
El estudio se ha realizado con kits diagnósticos específicos de investigación. “Para que se convierta en un procedimiento clínico rutinario es necesario determinar qué puntos de corte son relevantes para clasificar a los pacientes según su riesgo de desarrollar EAP”, concluye la Dra. Roncal.
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