La meningitis en los niños es una enfermedad que puede causar complicaciones, debido a que el cerebro de los pequeños todavía está en desarrollo.

Por ello, desde Clínica Universidad de Navarra señalan que se trata de una urgencia médica que requiere atención inmediata.

¿Qué es la meningitis?

La meningitis es una inflamación de las meninges, las membranas que recubren el cerebro, y del líquido cefalorraquídeo que ocupa el espacio entre ellas, normalmente a causa de una infección, ya sea vírica o bacteriana. Las primeras suelen ser más leves, mientras que las meningitis más graves habitualmente son las causadas por bacterias.

Tal y como indican los especialistas de Clínica: “Cualquier germen que infecte el organismo puede producir meningitis”. Las meningitis víricas, producidas por virus, son benignas. Las más frecuentes y de mayor gravedad son las de origen bacteriano, y el neumococo y el meningococo son las bacterias responsables de más de la mitad de las meningitis agudas de nuestro país.

Síntomas y tratamiento

Los síntomas más habituales de la meningitis son los siguientes:

  • Cefalea
  • Fiebre
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Rigidez de nuca

En los lactantes, los síntomas incluyen: falta de apatía, llanto y rechazo de la alimentación.

Para su diagnóstico es precisa una prueba de neuroimagen, como TAC o resonancia magnética cerebral), y el estudio del líquido cefalorraquídeo, que se extrae mediante una punción lumbar y que determina el agente causante de la meningitis.

El tratamiento incluye medidas de soporte vital y tratamiento antibiótico, si la meningitis es de origen bacteriano.

Prevención y vacuna contra la meningitis

La mejor prevención es la vacunación contra la meningitis. Si bien el amplio abanico de gérmenes que pueden causarla hace que todavía no se disponga de una contra todos, especialmente para determinados tipos de meningococo y neumococo.

La quimioprofilaxis es otro de los tratamientos contra la meningitis. Consiste en la administración de un antibiótico durante cortos periodos de tiempo a las personas que han estado en contacto con un paciente diagnosticado de meningitis meningocócica. Con ello, se consigue erradicar el germen en los portadores sanos y se evita su diseminación.

Sin embargo, no todos los tipos de meningitis requieren profilaxis antibiótica para los contactos cercanos, es el caso de la meningitis neumocócica, el tipo de meningitis más frecuente.