Hablamos de ‘hemorragia’ cuando se produce una salida de sangre fuera de los vasos sanguíneos, debido a una lesión traumática.

Existen varios tipos, en función del vaso sanguíneo afectado: “Es «venosa«, cuando no es copiosa, la sangre es oscura y fluye a poca presión. «Capilar«, cuando la sangre se limita a rezumar, y «arterial» cuando la sangre es de color rojo vivo y brota siguiendo el ritmo de las pulsaciones”, explican los especialistas de Clínica Universidad de Navarra.

Las hemorragias pueden ser externas o internas, según si podemos ver fluir o no la sangre.

Hemorragia Nasal

Las causas más frecuentes de sangrado nasal o epistaxis son el traumatismo nasal, las rinitis (inflamación de la mucosa nasal) como, por ejemplo, la rinitis alérgica, etc.

Normalmente, son fáciles de detener al localizarse en la zona anterior de la nariz y normalmente no tienen mayor significación clínica. No obstante, “en otras ocasiones, sí que son debidas a alteraciones de la coagulación o a problemas con la tensión arterial”, señalan los expertos.

¿Cómo tratar el sangrado o la hemorragia nasal?

  • Sentar a la persona que sangra con la cabeza inclinada hacia delante sobre un recipiente. Es necesario que el paciente respire por la boca y evite tragar la sangre.
  • Comprimir la nariz durante por lo menos 10 minutos. Si la hemorragia no cesa, volver a comprimir durante otros 10 minutos.
  • Si no cesa, colocar una gasa empapada en agua oxigenada, u otra sustancia vasoconstrictora, en la fosa nasal que sangra, introduciéndola poco a poco.
  • Aplicar frío local sobre el lado que sangra, en el cuello o la nuca.
  • Si la hemorragia dura más de 30 minutos, acudir al centro médico más cercano.

Hemorragia Interna

En la hemorragia interna, la sangre no fluye hacia al exterior y va acumulándose debajo de la piel o en una cavidad del organismo.

No es visible exteriormente, pero una hemorragia interna presenta algunos signos característicos como el “sangrado de los oídos, nariz, recto, vagina, vómitos o esputos con sangre, contusión del cuello, tórax o dolor abdominal intenso, y otros síntomas como la piel fría, pálida y sudorosa, respiración rápida y superficial, pulso rápido y débil, sensación de intranquilidad, e incluso puede producir pérdida de conciencia”.

Se trata de heridas que se han penetrado en el cráneo, tórax o en el abdomen.

¿Qué hacer ante una hemorragia interna?

  • Acostar a la persona afectada y elevar las piernas.
  • Comprobar la respiración, el pulso y cubrirlo con un manta.
  • No dar al accidentado ninguna clase de líquidos.
  • Pedir ayuda urgente para trasladar a la persona a un centro médico.

Hemorragia Externa

En los casos de hemorragia externa, la sangre sí fluye al exterior, a través de una herida, una lesión o un corte.

¿Cómo se puede detener una hemorragia externa?

  • Como primer paso, se ha de acostar a la persona afectada. “Si es posible, la cabeza de la persona debe estar más abajo que el tronco o las piernas, para aumentar el flujo sanguíneo al cerebro. Si la herida se encuentra en una extremidad y si es posible, conviene elevar el sitio de sangrado para disminuir el flujo sanguíneo”, detallan los expertos.
  • Limpiar cuidadosamente la herida que sangra.
  • Aplicar presión directamente en la herida con un paño limpio. Mantener dicha presión hasta que el sangrado se detenga y envolver la herida con un vendaje compresivo.
  • Si el sangrado no se detiene con la presión directa, se puede intentar la compresión arterial directa en el vaso que irriga la zona lesionada. “En primer lugar, debe localizarse por palpación el pulso de la arteria correspondiente, y después ejercer una compresión firme y constante con los dedos o con el puño”.
  • Si el sangrado continúa o vuelve a aparecer, es necesario acudir a un centro médico inmediatamente.
  • Si la hemorragia se debe a amputación o trituración de la extremidad, se deberá colocar un torniquete que cada 20 minutos se deberá aflojar. Se debe vigilar el torniquete constantemente hasta que se llegue al hospital.
  • Si la víctima está consciente, se le puede dar a beber líquidos.