La fibrilación es la arritmia (alteración del ritmo cardiaco) más frecuente.
Con este tipo de arritmia, la sangre se queda estancada en la orejuela auricular izquierda (una zona del corazón), lo que favorece la formación de embolias que pueden desprenderse hacia otros vasos sanguíneos, como los cerebrales, reduciendo el flujo sanguíneo y provocando un ictus.
Este episodio multiplica por cinco el riesgo de sufrir accidentes cerebro-vasculares, por lo que el tratamiento con anticoagulantes es necesario para impedir la coagulación de la sangre y evitar la formación de trombos y embolias.
En España, cerca de 800.000 personas necesitan tomar anticoagulantes, según datos de la Sociedad Española de Cardiología. Sin embargo, hay pacientes que no pueden tomar este tipo de medicamentos, por lo que desde hace diez años se apostó por una novedosa técnica que evita la toma de anticoagulantes y, al mismo tiempo, impide que los trombos lleguen al cerebro: el cierre de la orejuela.
De hecho, “en países como Estados Unidos es habitual que el paciente pueda elegir entre tomar anticoagulantes o realizar este procedimiento”, indican los especialistas de Clínica Universidad de Navarra.
Cierre de la orejuela del corazón
El cierre de la orejuela del corazón es un procedimiento sin intervención quirúrgica en el que se implanta un dispositivo para el cierre de la orejuela izquierda.
Esto evita que las embolias puedan llegar al cerebro, y por tanto sufrir un ictus, sin necesidad de tomar anticoagulantes, como por ejemplo Sintrom®, el más conocido de ellos. El procedimiento se realiza por vía percutánea, mediante cateterismo, con abordaje por la vena femoral.
En estos años, se ha comprobado que el taponamiento de este apéndice ha obtenido la misma eficacia que el tratamiento anticoagulante en la prevención de accidentes cerebrovasculares, evitando la necesidad de anticoagulación, algo especialmente importante en pacientes con episodios de sangrado.
El cierre de la orejuela es una técnica relativamente nueva, pero que ya tiene diferentes tipos de dispositivos para cerrar la orejuela, según el tipo de aurícula de cada paciente. Además, tal y como señalan los especialistas de Clínica, es un claro ejemplo de la necesidad de apostar por una medicina personalizada “para buscar el mejor tratamiento para cada paciente”.
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