El ser humano prácticamente no ha evolucionado en los últimos miles de años, necesitando de actividad para mantenerse sano y evitar el síndrome metabólico

Hace 7 millones de años apareció el primer homínido: el Australopithecus. A diferencia de los simios caminaba erguido y podían correr. Posteriormente apareció el género Homo que perdura hasta nuestros días.

El ser humano no ha evolucionado prácticamente nada en los últimos miles de años. Continua su diseño para adaptarse a un entorno donde necesitaba «moverse», sin embargo la sociedad actual nos ha limitado nuestra motricidad y relación con el entorno.

Si hace miles de años las causas de muerte eran por épocas de hambruna, climas extremos y depredadores naturales, hoy en día la principal causa de muertes es el denominado «síndrome metabólico». Un trastorno provocado principalmente por el sedentarismo y la opulencia en la dieta, que aumenta en gran medida el riesgo de sufrir diabetes de tipo 2 por resistencia a la insulina. Aparecen el sobrepeso, las alteraciones cardiovasculares y patologías cardiacas, llegando a causar la muerte por derrames cerebrales e infartos.

El síndrome metabólico

Si el ser humano ha sido capaz de adaptarse durante miles de años, ahora debe ser capaz de adaptarse a esta nueva situación. Por tanto, la evolución del ser humano en nuestros días pasa por ser activo, el deportista es la evolución del genero homo actual. La práctica deportiva es la alternativa para sobrevivir al síndrome metabólico.

El cuerpo humano adulto está formado por 206 huesos, 650 músculos, 150.000 km de nervios y unos 5 litros de sangre que forman parte de un complejo sistema diseñado para obtener energía y transformarla en movimiento.

El deportista del mundo animal

Un maratoniano de élite recorre unos 200 kilómetros semanales, mientras que la mayoría de personas sedentarias tan solo recorren un kilómetro a la semana. Un competidor de halterofilia puede llegar a levantar en una sesión de entrenamiento una carga total de tres toneladas. Un ciclista en una etapa del Tour llega a consumir unas 7000 calorías, mientras que una persona sedentaria tan solo consume unas 1.500.

El cuerpo humano tiene la facultad de desenvolverse en el agua nadando y buceando a apnea y en la tierra puede correr y saltar. Los récords mundiales se continúan mejorando, aunque dentro de los mamíferos aun estamos en unas marcas muy discretas.